Fui a Puerto Ordaz por primera vez a inicios de 1982. Para ese año ya los pobladores de esa zona, hablaban de la “gran cantidad de guyaneses” asentados por los lados de San Félix. Unos meses después me fui a vivir a la pujante urbe de perfil industrial. Mi curiosidad me llevó a conocer la vieja San Félix. Los nuevos barrios estaban siendo fundados por quienes venían de la zona del Esequibo (al declarar ante las autoridades que procedían de esa zona, se les dotaba de documentación oficial). Barrios enteros donde solo se hablaba (se sigue hablando) inglés y se practicaban las costumbres y tradiciones guyanesas, incluyendo la religión islámica. Pero esta gente se negaba a integrarse con el resto de la población, de hecho, vivían en una especie de guetos.
De esos tiempos al presente ya han pasado poco más de 40 años. Mientras eso ocurría (la sistemática y silenciosa ocupación de migrantes guyaneses al territorio venezolano), paralelamente, el Estado de la República Cooperativa de Guyana fue tejiendo una red de relaciones estratégicas para ocupar el territorio venezolano de la Guayana Esequiba, (un territorio de 159.500 kilómetros cuadrados) entrando a formar parte del Caricom (Comunidad de Naciones del Caribe), así como servir de base de aprovisionamiento, a Cuba en sus incursiones a varios países africanos, como en la guerra de Angola.
Desde 1821 el territorio Esequibo ha sido objeto de incursiones por el imperio inglés, lo que trajo como consecuencia la protesta oficial, ordenada por el propioSimón Bolívar, ante la monarquía británica. Posteriormente, en el gobierno del presidente Antonio Guzmán Blanco el Estado inglés intenta de nuevo apropiarse por la fuerza, del Esequibo, incluso de las llamadas Bocas del Orinoco, así como de las poblaciones de Upata, Guasipati, Tumeremohasta el rico asentamiento aurífero de El Callao. Por ello se crea, en 1884, la “Comisaría del Cuyuní y sus Afluentes” y se asigna dicha responsabilidad al general, Domingo Antonio Sifontes. Este militar es quien, finalmente, logra expulsar a los ingleses del territorio nacional, en el llamado “Incidente del Cuyuní”, enfrentamiento armado donde el general Sifontes y sus tropas logran salir victoriosas frente a los militares ingleses, al mando del oficial Barnes, quien había izado la bandera británica en la margen izquierda del río Esequibo y asaltado un puesto de vigilancia de militares venezolanos. Luego de la victoria sobre los ingleses, el general Sifontes procede a fortalecer los límites y frontera oriental y funda nuevos puestos de vigilancia y poblaciones, entre ellas El Dorado. Las tensiones, disputas diplomáticas y enfrentamientos, detenciones y expulsión de militares ingleses, llevaron al gobierno de Guzmán Blanco, a romper relaciones con Inglaterra en 1877.
De esos tiempos hasta 1966, con el denominado Acuerdo de Ginebra, el Estado inglés cambió de estrategia para dedicarse a la piratería de la diplomacia con el objetivo de obtener más territorio y apoderarse, “legalmente”, del Esequibo venezolano (estar más cerca de las Bocas del Orinoco) para controlar toda la parte del mar territorial oriental venezolano. Por ello, en 1899, surge un laudo arbitral, entre Estados Unidos de Norteamérica e Inglaterra, que, sin la presencia de delegados venezolanos, y con un árbitro ruso, con lazos consanguíneos con miembros de la corona británica, deciden a favor del imperio de Su Majestad.
El Estado venezolano debió esperar cerca de 60 años para protestar semejante atropello de un tribunal que, evidentemente, estuvo viciado en su dictamen, tanto de contenido (por el uso de documentos alterados, falsificados y que estaban a favor de los ingleses), como de la conformación de sus miembros. A tal extremo, que uno de sus miembros, a su muerte, dejó un documento donde declaraba la falta de probidad de dicho tribunal. Esta evidencia fue denunciada por el gobierno venezolano, que, en 1962, reclamó ante la ONU semejante aberración jurídica. Esto llevó a dejar sin efecto legal todo lo acordado en el Laudo de París, y se creó una nueva instancia, conocida como el Acuerdo de Ginebra de 1966. Meses después de este acuerdo, la Guayana inglesa, declara su independencia y se establece como República Cooperativa de Guyana, recibiendo del imperio inglés, toda la herencia que poseía como colonia, entre ellos la ‘autoridad de administración” del territorio en disputa, mientras los “derechos de soberanía” recaen sobre Venezuela por el derecho del Utipossidetis iure (como poseías, seguirás poseyendo), heredados del imperio hispánico, al crearse la Capitanía General de Venezuela, en 1777.
Sin embargo, desde hace poco más de 40 años, Guyana ha procedido, de hecho, a poblar y explotar las riquezas del territorio en disputa. En la actualidad, casi toda la franja costera del Esequibo se encuentra habitada. Desde la margen izquierda del río Esequibo, en la isla de Leguan, hacia el oeste, pasando por isla Wakenaam, Zeelandia, isla del Tigre, Pomona, la ciudad de Suddie, Queenstown, Anna Regina, Bounty Hall, Caridad, Marlborough, Hackney, hasta la desembocadura del río Kaituma (Morawhanna), decenas de poblaciones, entre pequeñas, medianas ciudades, así como caseríos y asentamientos campesinos, son poblaciones establecidas por el Estado guyanés. Hacia el sur del territorio Esequibo, la presencia guayanesa es menor, sin embargo, el descubrimiento de yacimientos auríferos, diamantíferos y de minerales estratégicos, como uranio, cobalto, silicio, además de la riqueza hídrica y maderera, han llevado a Guyana, a establecer asentamientos permanentes, como WakakuludVillage, en territorios que le fueron despojados al Brasil (laudo de París, 1899). Son cerca de 9 mil 500 kilómetros cuadrados que Venezuela pudiera acordar su discusión final con los brasileños, vistas las buenas relaciones con el coloso sudamericano. La política expansionista, de robo y ocupación guyanesa, heredada de sus antepasados, corsarios y piratas, la tiene también con su vecina, Surinam, con quien disputa un territorio que intenta apropiarse, al sur, en el llamado triángulo de Tigri, una región con poco más de 15 mil 500 kilómetros cuadrados.
La avaricia por apropiarse, de hecho, del territorio Esequibo, por parte de Guyana, les ha llevado a establecer acuerdos económicos con transnacionales petroleras, para mantener presencia fáctica en la zona marítima y sub marina, con abundantes yacimientos petrolíferos. Sin embargo, los sucesivos gobiernos venezolanos, en su generalidad, han permanecido impasibles ante lo evidente: Guyana sigue con su Política de Estado expansionista, utilizando a su población para fundar asentamientos, dotarlos de infraestructura, construir vías de penetración, otorgar licencias para cultivar terrenos, explotar minas y extraer riquezas de un suelo que no les pertenece.
Es necesario, entonces, establecer una urgente estrategia nacional para recuperar lo que por historia y apegados a los derechos heredados, pertenece al pueblo, la nación y república venezolana. Accionar institucionalmente en tres frentes compactos, coherentes y estratégicos: el político; constituir un amplio acuerdo con los partidos, grupos, federaciones, asociaciones y demás organizaciones de la sociedad, sobre la base de un interés superior, que es la cohesión de la nación, donde la sociedad esté permanentemente bien informada y formada. El diplomático; constituir una comisión de especialistas en las áreas sensibles al problema, para difundir una información internacional en todas las instancias propias donde denunciar las agresiones del Estado guyanés a sus pretensiones, ilegales e ilegítimas, de ocupación de un territorio que no les pertenece. Finalmente, el frente militar; la capacidad estratégica y operativa venezolana, su experiencia, dotación y tamaño, es, evidentemente, superior a la guyanesa. Actos de disuasión, ejercicios militares en zonas fronterizas, ampliación de su presencia en áreas estratégicas, levantamiento de nuevos puestos, e, incursiones y patrullaje permanente en aguas territoriales en la zona costera de la Guayana Esequiba, tanto marítima como fluvial, darían pie para que el gobierno guerrerista guyanés desista en su política expansionista. Desde 1821 Venezuela está enfrentando el hostigamiento, penetración y usufructo, sea por el viejo imperio inglés, sea por sus descendientes, como república de Guyana. Por lo tanto, ejercer soberanía, usando como estrategia estos tres frentes; político, diplomático y militar, llevarían a Venezuela a tener presencia real en un territorio que es necesario recuperar para cohesionarnoscomo país, nación y república.
¡La bandera venezolana debe ser izada en la margen izquierda del río Esequibo!
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