“Es como la bomba atómica”, fue la frase elegida por el padre Marcello Pellegrino Ernetti cuando un periodista español le pidió más detalles sobre la revelación que este monje benedictino había hecho poco tiempo antes en una revista italiana en la que había hablado sobre un presunto artilugio, el Cronovisor, que podía registrar en fotos y videos episodios del pasado.
El reportaje en cuestión fue realizado por el periodista italiano Vincenzo Maddaloni para la edición del 2 de mayo de 1972 de la Domenica del Corriere, una publicación semanal del diario italiano Corriere della Sera. En una larga entrevista a cinco páginas, con el rutilante título “Inventó la máquina que fotografía el pasado”, Ernetti le contó a Maddaloni que junto con un grupo de doce prestigiosos científicos había puesto en funcionamiento el Cronovisor, una máquina que podía reconstruir imágenes y sonidos del pasado terrestre, en todo tiempo y lugar, incluso los eventos de la vida de Jesucristo.
No era la primera vez que los supuestamente revolucionarios trabajos de Ernetti tomaban estado público, ya que habían sido mencionados anteriormente en al menos cuatro publicaciones -entre 1965 y 1971-, aunque estas no tuvieron la repercusión de aquella de la Domenica del Corriere.
En la nota con Maddaloni, Ernetti explicó someramente cómo era el funcionamiento de la revolucionaria invención y los principios teóricos que habrían permitido su puesta en marcha, descartando vinculación con cuestiones “de parapsicología o de la metafísica”, y afirmando que se trataba de “ciencia en estado puro”.
Así lo explicó Ernetti: “En 1956 comencé mis primeros estudios de oscilación electrónica aplicada a la música. Yo enseñaba prepolifonía, soy profesor con la única cátedra existente en el mundo de esta materia. Se basa en el principio de la física aceptado por todos los eruditos, por el que las ondas sonoras y visuales, una vez emitidas, no se destruyen, se transforman, resisten eternas, omnipresentes, y es posible reconstruirlas como energía psíquica”.
Y continuó: “El material disgregado no es sólo el átomo, también los elementos más pequeños y, a través de determinados procesos, se puede reconstituir en su forma primitiva. Esto es posible porque es energía. Por supuesto requiere de aparatos apropiados. Se trata de una cuestión científica basada en el principio de que las ondas del sonido son energía. Por esto pueden ser capturadas y recuperadas. El invento no se relaciona con los procedimientos de la parapsicología o de la metafísica. Es ciencia en estado puro”.
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