Raúl no podía dar un paso más. Las ampollas le quemaban los pies y las piernas no le respondían.
Por BBC
Sus compañeros de viaje decidieron dejarlo atrás después de esperarlo durante tres horas en un peñasco del Cerro Picudo, en el desierto de Sonora en Arizona.
El grupo de cinco migrantes y un coyote llevaba cinco días caminando por el desierto, tras cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.
Raúl Sánchez Sánchez tenía dos celulares: uno de línea mexicana y otro de línea estadounidense. El coyote le sugirió que usara el número de Estados Unidos para llamar al 911 y pedir que lo rescataran, aunque la patrulla fronteriza finalmente lo deportara a México.
Le dijo que si caminaba un poco más, captaría señal en alguna loma del Cerro Picudo, una montaña inhóspita que sobresale como una cabeza en las explanadas del desierto, en la ruta de 190 kilómetros desde Altar Sonora, en México, hasta el pueblo de Tres Puntos, en Arizona.
Vestido con una camiseta roja y unos tenis negros, el mexicano de 36 años se recostó en la roca que marcaba la intersección entre dos caminos, como una Y, en una colina del Cerro Picudo. Llevaba sus pertenencias en una mochila.
El desierto de Sonora ocupa 86.100 kilómetros cuadrados, un territorio tres veces más grande que el de Haití. Del lado mexicano se extiende por las provincias de Baja California y Sonora. Del lado estadounidense, por los estados de Arizona y California.
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