Para noviembre del 2021, casi dos años después de que el coronavirus surgió en Wuhan, China y se extendió por todo el mundo, las sorpresas parecían haber terminado. Más de 4 mil millones de personas habían sido vacunadas contra el virus y 5 millones habían muerto. Dos nuevas variantes, Alfa y Delta, habían emergido y luego mermado.
Por El Tiempo
Y entonces, investigadores en Botswana y Sudáfrica alertaron al mundo de que había surgido una versión altamente mutada y se estaba propagando rápidamente. Ómicron, como llamó la Organización Mundial de la Salud a la variante, superó rápidamente a otras formas. Sigue siendo dominante.
Ómicron ha demostrado ser una maravilla evolutiva. Ha dado lugar a un número impresionante de descendientes, que se han vuelto mucho más hábiles para evadir la inmunidad.
“Era casi como si hubiera otra pandemia”, dijo Adam Lauring, virólogo de la Universidad de Michigan.
El don de Ómicron para propagarse rápidamente fue el resultado de docenas de mutaciones. Alteraron la superficie del virus, de manera que los anticuerpos no pudieran adherirse firmemente a él y evitar que el virus invadiera las células.
“Fue el primer virus en descubrir de manera importante cómo escapar de la inmunidad”, dijo Jacob Lemieux, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital General de Massachusetts.
Para seguir leyendo, clic AQUÍ.