Más que el vergonzoso fracaso del régimen este domingo 3 de diciembre, hay que tener en cuenta que María Corina Machado se ha adueñado del entusiasmo ciudadano. Lo cual es un compromiso pero no una garantía, con todo el entusiasmo popular los adecos de Rómulo Betancourt fueron fuertemente atacados por la izquierda y derrocados por los militares.
Lejos de nosotros comparar a Nicolás Maduro con Betancourt, a los adecos de hoy con los de entonces y a los generales de ahora con aquellos de mediados del siglo XX, los tiempos cambian y los seres humanos también. Pero no se piense que Maduro es un tonto ignorante, como algunos se burlan, es el hombre designado por Chávez que ha sabido sostenerse en el poder diez años y se dispone a seguir. No es fácil pensar que Chávez pidió para Maduro la fe popular porque estaba grave y ya no pensaba, estaba grave y por eso pensaba más.
Nadie en su entorno, que sepamos, es capaz de discutirle hoy a Nicolás Maduro la primacía, ni siquiera quienes lo rodean, los poderosos Estados Unidos y los agotados europeos con su unión de partidos y naciones que han sido incapaces de desplazar a Estados Unidos y a China, han podido sacarlo de Miraflores aunque proclame sus malas compañías de izquierda.
Estemos claros, en este país quien ha fracasado es la oposición, llena de partidos en bancarrota y políticos que sólo aportan titulares a una prensa acorralada, disminuida o comprada, un cuarto del país escapado a forjar otros destinos, la tan cacareada opinión pública internacional dejada de lado y los mismos asesores de Maduro equivocándose con el tema del Esequibo. O no, si lo vemos como la distracción que ha sido.
Maduro ha demostrado que sabe lo que quiere y de ahí no lo van a sacar, ni siquiera los que le armaron la tesis del reclamo por el Esequibo que, mal manejado, ha terminado por darle un gustico a opinadores que tuvieron algo de qué hablar más allá de las críticas que tanto repiten.
Salvo por María Corina Machado, aunque hace años afirmó que respecto a Guyana nada con la Corte Internacional, y ahora dice que hay que meter a esa alta Corte en el asunto. Tal vez la señora Machado desconozca que los aliados actuales de Guyana, que ha procedido según Chávez y Castro le indicaron y Maduro ignoró, son los mismos que la apoyan a ella, Estados Unidos y el Reino Unido.
Pero no es de Guyana de quien queríamos hablar, sino de María Corina Machado. Porque estamos en la puerta de 2024, y aunque el régimen pueda arriesgarse a una situación de alarma bélica con Guyana, lo real es que cuando esa puerta se abra entre hallacas y abrazos, sólo habrá dos figuras relevantes en el país. Nicolás Maduro por el chavismo en decadencia pero con poder, María Corina Machado por la oposición en crecimiento pero sin poder. Lo demás y los demás ya no cuentan a menos que sean manipulados por alguien superior, lo cual nos llevaría nuevamente a las dos cúpulas, Maduro y Machado.
Eso significa que a Maduro no le convienen unas elecciones muy vigiladas que perdería, y que a Machado le convienen unas elecciones muy vigiladas que ganaría. Ese será el dilema de 2024. Como Biden vs Trump o DeSantis en Estados Unidos. O Sánchez contra Díez Ayuso en España. O la canalla sindicalista argentina frenando a Milei.
Por lo cual ya va siendo hora de que María Corina Machado informe a los electores qué va a hacer por ellos y con quienes. Y que el chavismo termine de decidir si va a nadar con Maduro o será con otro la principal oposición. Que sepamos si realmente Machado va hasta el final, o si ha optado por cargar el peso de los fracasados.
Los militares no cuentan, ya hace casi 80 años el país militar venezolano se reseteó con mayores y tenientes coroneles