Su entramado financiero es complejo y opaco, y sus raíces se extienden mucho más allá de la Franja de Gaza.
Por BBC Mundo
Hamás, considerado una organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, es un paria financiero, sometido desde hace décadas a sanciones y sin acceso al sistema internacional bancario.
Sin embargo, como pudo demostrar el pasado 7 de octubre cuando atacó por sorpresa a Israel con miles de cohetes, drones y otros equipos tecnológicos, el grupo miliciano no parece estar escaso de recursos.
¿Cómo logra financiarse?
Hamás es un movimiento islamista fundado en 1987 que tiene una rama política y otra militar.
Su movimiento armado, conocido como Brigadas de Ezzedin al Qassam ha, protagonizado en el pasado numerosos ataques y atentados suicidas contra Israel.
Pero también gobierna y administra un territorio en el que viven más de 2,3 millones de personas, y es responsable de unos 50.000 funcionarios.
Como organización política y social, recauda impuestos y recibe ayuda internacional de gobiernos extranjeros afines y de organizaciones caritativas, pero -como demuestran los ataques del 7 de octubre- también ha podido acceder a material militar.
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