En cuanto a este tema en Venezuela hemos alcanzado un pico que está muy por encima de los “países desarrollados”, no sólo sobrepasa a estos países, sino que se pone de manifiesto de todas las formas posibles.
La mentira, como broma o chiste:
Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral, aseguró que en el referendo sobre el Esequibo realizado el 3 de diciembre pasado, se obtuvieron un total de 10.554.320 votos.
La mentira como autoengaño.
El presidente de Venezuela Nicolás Maduro, aseguró que “la economía de Venezuela había crecido durante nueve trimestres consecutivos”, anuncio, que la agencia de noticias EFE aclaró diciendo: “sin dar detalles sobre el porcentaje de mejora alcanzado este año”.
Mentiras Piadosas
Mentiras en las cuales no pretendemos hacer daño o herir sentimientos: “El nuevo Bono de la Patria es de 260 bolívares (6,4 dólares)”.
Promesas Rotas:
Jorge Rodríguez Ministro de información en 2019: “aseguró que el plan de restablecimiento eléctrico va por buen camino”.
La Mentira Institucional:
El objetivo fundamental del Banco Central de Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor de la moneda.
Mentiras compulsivas.
“Maduro ordena explotar de inmediato, el petróleo, gas y minas del territorio en disputa en Guayana”.
Mentiras Intencionadas
En ellas se busca conseguir el interés propio o proteger a alguien. “Alex Saab, detenido por la Interpol en Cabo Verde por lavado de dinero, alegó que era diplomático
La Calumnia
Son mentiras que difaman a otra persona con la intención de causar mal: ¡María Corina esta inhabilitada!
Nosotros, los comunes mortales que aborrecemos la mentira suponemos, que cuando estas se aplican a la política, donde prolifera de manera escandalosa, deben tener un trasfondo de verdad que desconocemos. Para buscar esta verdad no revelada, tenemos que acudir a los pensadores profundos e intelectuales como Hanna Arendt, filósofa hebrea norteamericana, quien arroja alguna luz al respecto: “Como el mentiroso es libre para decorar “sus hechos” con el fin de adaptarse al beneficio o al placer, o incluso a las meras expectativas de su audiencia, tiene más posibilidades de ser persuasivo que el relator de la verdad”.
Para concluir, nosotros no tenemos que ser originales, sencillamente nos suscribimos a lo que dijo la periodista mexicana Lucia Melchar: “Es indudable que el engaño, la falacia y, en general, el discurso mentiroso han sido centrales en la estrategia comunicativa del titular del Ejecutivo y, con menos habilidad, de su gabinete. Nos hemos acostumbrado tanto- en la nueva “versión oficial” de los hechos – a la negación o minimización de los hechos y a la descalificación del mensajero, que parece irrelevante reiterarlo”. Santa Palabra.
Economista/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/