Muchas decisiones sobre nuestro estilo de vida tienen una repercusión en nuestra salud. Algunas son positivas y otras, en cambio, negativas. Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Míchigan sugiere, avalado por estudios científicos, que nuestra pareja puede ser la responsable de que por las noches nuestro descanso no sea todo lo bueno que podría ser.
Por Alimente
Es posible que a muchos de nosotros nos resulte familiar el hecho de que nuestro compañero o compañera de cama tenga alguna noche en la que se mueva demasiado, o ronque con ahínco, y que al día siguiente nosotros estemos hechos polvo. El trabajo científico (todo sea dicho) se ha basado en un estudio con ratones y sus patrones de sueño dentro de un contexto social.
Dormir acompañado no siempre es positivo, el insomnio se puede transmitir
Pero no todos son malas noticias. Los investigadores descubrieron que estos pequeños roedores buscan el contacto físico antes de iniciar el sueño, y que se acurrucan una vez han logrado alcanzarlo. Este es uno de los primeros estudios que muestran nuestra necesidad (y la de los mamíferos) de contacto social, incluso durante el sueño.
Pero hasta aquí la parte buena del asunto. Dormir con una pareja también tiene aspectos negativos. Los investigadores de los estudios descubrieron que los ratones, a menudo, interrumpían el sueño de aquellos con los que dormían. De forma similar, en los humanos, dormir acompañado no siempre es positivo. Ejemplo de esto último es que el insomnio se puede transmitir entre compañeros de cama.
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