Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos que la noche de este viernes volverán a repetir alegría entre pequeños y mayores, no siempre fueron como los conocemos ahora.
Por larazon.es
¿Ancianos? Posiblemente siempre lo fueron gracias a un pacto que hace que nunca pase el tiempo por ellos. Magos, por supuesto, también, entendida la magia en el más extenso sentido de la palabra. Pero lo que no fueron, o eso parece, es de razas diferentes.
Y eso porque Baltasar cambió de color hace entre cinco y siete siglos por una decisión que contribuyó a que aumentaran aún más su popularidad.
La versión del Evangelio
La tradición de los Reyes Magos se remonta a los relatos bíblicos del Evangelio de San Mateo, donde ya se hacía mención a unos sabios llegados de Oriente que fueron a visitar al recién nacido Jesús y ofrecerle regalos de oro, incienso y mirra.
Sin embargo, el texto sagrado no especifica sus nombres ni sus orígenes étnicos, ni tan siquiera queda claro cuántos eran. Lo importante, por supuesto, es el mensaje del que eran portadores.
El último atributo fue el de su origen y, con ello, su raza. Y ahí se vio la necesidad, especialmente tras las expediciones de conquista primero a África y luego a América, de conseguir que representaran la diversidad de la humanidad y la universalidad del mensaje de Cristo.
Por ello, se comenzó a representar a Melchor como un anciano blanco de origen europeo, a Gaspar como un sabio procedente de Asia y, finalmente, a Baltasar como alguien de raza negra, una semejanza que no empieza a ser evidente hasta el Renacimiento. Y de ahí a nuestros días.
De hecho, la representación de Baltasar como negro se asoció a medida que Europa establecía contactos comerciales y culturales con África y ha perdurado hasta hoy. Los portugueses, los pioneros de la conquista de la inexplorada África, tuvieron un importante papel en ello.
Pero durante al menos 15 siglos Baltasar fue blanco como los otros dos reyes, como se puede apreciar en las pinturas anteriores al año 1.500 en las que se representa esta escena.
Al margen de cuál fuera su raza, no parece que haya dudas en los presentes que regalaron a Jesús. El significado del oro no parece necesitar explicación. El incienso alude al carácter divino del hijo de Dios, pero ¿y la mirra?
¿Qué es la mirra?
Esta sustancia es una resina que se extraía de determinados arboles del norte de África y Oriente Medio y que se utilizaba para embalsamar a los muertos. Los historiadores creen que es una alusión al carácter mortal de Jesús pero, a la vez, a su mensaje de que algún día resucitará.
Sea oro, incienso o mirra, y sus portadores blancos o negros, lo cierto es que el mensaje de los Reyes Magos volverá este 5 de enero a estar por encima de cualquier consideración. Es la magia de la Navidad, que no tiene edad ni tiempo.