Llegó y se adentra en el paso del tiempo enero, mientras el Consejo Nacional Electoral suma leña para su imagen negativa al fuego. Con toda la mala intención, en la fragua de causar dudas, suspicacia, resquemores, apatía, en el electorado. Casi podríamos calcular desde estos primeros días del año que el CNE participa en una maniobra mayor de provocar la abstención que fue un arma política opositora por largo tiempo.
A esta fecha no tenemos cronograma. Tal como señaló un connotado líder político opositor hace unas horas, somos el único país de Latinoamérica de los que van a elecciones sin fecha establecida este año. Más abono también para la incertidumbre que se quiere acrecentar en cuanto a lo electoral. Escuchamos decir a quien funge de presidente que es prematuro hablar del posible candidato del régimen. Mientras del lado opositor no se definen las inhabilitaciones con las que también juegan desde el poder, luego de haber hecho entrar a todos en la tramoya paralizante.
Al creer provocar las abstención sembrando más dudas sobre el funcionamiento de un CNE que desde el principio se advertía como brazo electoral del régimen, al incrementar la incertidumbre en los electores y en todo el panorama político, tienen neutralizada a la oposición, sin certeza alguna inmediata. La no separación de poderes hace prácticamente inútil acudir al CNE con las exigencias que dictan en otros espacios. Que dictan otros partícipes. Los que ordenan. Esta imagen de muchachos de mandado crea una sensación de impotencia bastante fuerte. Por lo tanto, se hace imprescindible una lucha tenaz contra estas barreras contra el voto.
Porque el CNE, contrario a sus funciones elementales, está jugando a ser muro de contención contra los votantes. No existe definición alguna acerca de cómo van a participar los electores en el exterior. A estas alturas, nadie sabe cómo terminó la data de participación del tan cacareado referéndum consultivo del Esequibo. No hay una masiva posibilidad de inscripciones para los nuevos votantes, ni de cambios por mudanza de los ciudadanos. El CNE no responde prácticamente a nada, como no sea con la inmovilidad.
Por otro lado, los acuerdos internacionales esos cuasi secretos, de los que se sabe poco y se ejecuta casi nada, no sólo no contribuyeron con la liberación de los presos políticos, salieron algunos en libertad por el canje definido en Catar, se entiende, pero supuestamente en Barbados se había determinado que las elecciones presidenciales se llevarían a efecto en el segundo semestre del año. Eso no es un cronograma, ni a estas alturas es muy creíble, debido a que Barbados se alejó mucho de la conciencia nacional.
Acrecentar la idea negativa sobre el CNE, generar mayores incertidumbres y, finalmente, causar una mayor abstención, son las estrategias electorales más visibles con las que está actuando el régimen del terror. Nuestra lucha debe ir exactamente en contrario. Exigiendo certezas inmediatas, a sabiendas de que es con ese CNE que vamos a participar, exigiendo condiciones electorales máximas, garantías y observación internacional, exigiendo el trabajo sobre el registro electoral, exigiendo que abran las oficinas en todos lados para las inscripciones y la cedulación y el cambio de domicilio. Exigiendo el cronograma electoral. Ya se adentra enero en el año. Pero no es para luego. Es ya.