Otro acto violento, aun de mayor encono, ocurrió, pero no atinente a estas dos guerras, sino a una contienda religiosa que data del siglo VII. Miles de devotos iraníes, musulmanes seguidores de la facción chiita que acudían a un cementerio a homenajear a su héroe, el general Qasem Soleimani, líder de las Gard Corps iraníes, liquidado por un dron estadounidense hace cuatro años, fueron víctimas de dos detonaciones que dejaron casi cien muertos. Los autores, un par de “mártires” forrados de explosivos en representacion del llamado Estado Islámico, o ISIS, que reúne a devotos de la facción sunita del islam.
ISIS reivindicó el hecho como parte de su misión de liquidar apóstatas chiitas. Recordemos que todo empezó a la muerte de Mahoma en 632, cuando dos bandos debatieron el derecho a sucederlo: un califa elegido por la comunidad musulmana (Sunitas) o Alí, el yerno del profeta (Chiitas).
Así amanece la humanidad este nuevo año, bajo aprensiones que entreveran las incertidumbres de la Inteligencia artificial del SXXI con la saña de un pretendido reinstaurador de la soberanía zarista rusa del SXVII, la disputa perpetua sobre la franja de Canaán entre el río Jordán y el Mediterráneo y una querella de 14 siglos por determinar el legítimo sucesor de Mahoma…