El jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, comprobó este miércoles la fragilidad de la coalición de intereses que le sustenta, al lograr aprobar por un mínimo margen dos de tres propuestas en la primera votación clave de la legislatura.
En la primera sesión plenaria del año, los diputados debían votar tres decretos aprobados en diciembre por el Gobierno, a los que era absolutamente necesario dar luz verde en el plazo de un mes.
Los legisladores aprobaron la ley más importante, sobre la prórroga de algunas de las ayudas introducidas para apoyar a los hogares ante la escalada de la inflación, con 172 votos a favor y 171 en contra, en una segunda votación, ya que en la primera se obtuvo un empate (171 votos a favor y en contra).
También fue aprobado por 172 diputados a favor y 171 en contra otra propuesta, relacionada con medidas de funcionamiento de la justicia y la función pública exigidas por Bruselas a cambio del desbloqueo de 10.000 millones de euros de fondos de la Unión Europea.
Pero el tercer proyecto de ley, sobre el subsidio de desempleo, fue rechazado porque cinco diputados del partido de izquierda radical Podemos se negaron a votarlo por considerarlo perjudicial para una determinada categoría de personas.
El hecho de que Sánchez no lograra hacer aprobar los tres textos, pese a arduas negociaciones, ilustra la extrema fragilidad de la heterogénea mayoría -desde la izquierda radical hasta partidos independentistas vascos y catalanes- que le dio a mediados de noviembre un nuevo mandato de cuatro años.
“Hemos tenido que trabajar duro” para lograr los apoyos, reconoció a periodistas Sánchez, quien dijo sin embargo que “desde el gobierno de España” se encuentran “satisfechos”.
“Asuman que no tienen mayoría”
“No puede haber ninguna razón, ni política ni ideológica, que justifique no apoyar a nuestra ciudadanía, a nuestras familias, a nuestras empresas. No la hay”, dijo, al abrir el debate parlamentario, el ministro de Presidencia, el socialista Félix Bolaños, implorando el apoyo del Congreso.
El gobierno de coalición de los socialistas y la izquierda radical negoció hasta el último minuto para reunir los votos necesarios, principalmente con el partido independentista catalán de Carles Puigdemont, Junts per Catalunya (JuntsXCat), que había amenazado en los días pasados con votar en contra de los tres textos, lo que habría significado su reprobación.
Al final, los siete diputados de JuntsXCat se abstuvieron y en la práctica allanaron el camino para que fueran aprobadas las dos propuestas que salieron adelante.
Ante la amenaza de bloqueo, el gobierno llegó a buscar el apoyo del primer partido de la oposición, el conservador Partido Popular. “No acudiré al rescate de Pedro Sánchez”, respondió el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
“Mi país no se merece este esperpento de desgobierno en el que estamos sumidos todos”, criticó posteriormente.
“Asuman que no tienen mayoría”, le lanzó de su lado a los socialistas Miriam Nogueras, portavoz en el Congreso de JuntsXCat.
“Ustedes no han hecho las cosas bien, y cuando se han puesto a hacer las cosas bien, seguramente ya era tarde”, añadió Nogueras, reprochando a los socialistas no haber negociado con ellos el contenido de los decretos.
Los diputados de JuntsXCat aceptaron apoyar la investidura del nuevo gobierno a cambio de que impulsara una amnistía para centenares de independentistas, incluido Carles Puigdemont, huido de la justicia española a Bruselas desde la fallida tentativa de secesión de 2017.
AFP