Cada vez que resurge, lo hace con la misma fuerza y logra el mismo impacto. En 1972, el vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya que llevaba a un grupo de rugbiers a Chile junto a un grupo de amigos y familiares se estrelló en la Cordillera de los Andes. De los 45 pasajeros, solo 16 lograron sobrevivir, en medio del más hostil de los climas, sin comida ni insumos médicos. La sociedad de la nieve, la película de Netflix dirigida por el español J.A. Bayona recrea esta historia real -como ya lo había hecho la estadounidense ¡Viven!, en 1993- pero desde una óptica distinta: el relator de la historia no es uno de los deportistas supervivientes, es Numa Turcatti, un estudiante de derecho que decidió acompañar a sus amigos en el fatídico viaje.
Por La Nación
La película, con una fotografía impresionante y una gran reconstrucción de época, se convirtió en cuestión de días en uno de los films de habla no inglesa más vistas en la historia de la plataforma. Y, justamente, la elección de que fuera Numa quien dirija el relato es una de las claves del éxito. Después de un exhaustivo y larguísimo casting, el director eligió darle el papel a Enzo Vogrincic, un actor uruguayo nacido en Montevideo en 1993. A pesar de haber protagonizado el largometraje 9, en el que interpretó a un futbolista inspirado en Luis Suáez, y de haber participado de La noche de 12 años y de las series Porno y helado e Iosi, el espía arrepentido, la formación de Enzo, es esencialmente teatral. De hecho, fue sobre el escenario que comenzó, sin saberlo, su derrotero para conseguir el papel de Numa.
“Fue una especie de casting misterioso: todo comenzó cuando un día me llegó un monólogo por mail. Después me enteré que había pasado algo lindo; una de esas casualidades llenas de coincidencias que te hacen dudar si no es en realidad una especie de designio del destino… Yo estaba haciendo una obra de teatro en Buenos Aires. Había ido por tres días. Y la directora de casting de la peli era muy fanática del director de la puesta; fue a verla y me vio. Nosotros filmábamos en la obra y eso se proyectaba atrás, y ella vio algo… Cuando terminó la función, pidió mi e-mail y me envió el casting. Ahí comenzó un proceso eterno de casting, que llevó 7 meses”, le contó el actor a LA NACION.
-¡Agonizante! Siete meses es un montón de tiempo. Vos sos conciente, todo el tiempo, de que pueden pasar seis o site meses y un día te pueden decir: ‘Bueno, muchas gracias. Llegaste hasta acá’. Nunca tenés certezas. Hasta el final, hasta que te dicen: ‘Sos vos’, vivís en una incertidumbre constante.
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