La ciudad inglesa de Cambridge, conocida por su prestigiosa universidad y sus avances científicos, quiere reforzar su reputación de polo tecnológico y rivalizar con su homóloga californiana en San Francisco.
El objetivo es que la ciudad se convierta en “el próximo Silicon Valley del planeta”, afirma el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt.
El gobierno británico no duda en invertir para impulsar su nueva “capital científica europea”.
Londres anunció haber incluido tres millones de libras (3,8 millones de dólares) en su último presupuesto para financiar nuevos proyectos de infraestructuras, transportes y viviendas.
Igual que San Francisco, donde se encuentro el Silicon Valley real y donde una concentración de empleos altamente cualificados se traduce en un coste de vida exorbitante, Cambridge es una de las ciudades del Reino Unido donde los precios inmobiliarios son más elevados.
Innovate Cambridge, un proyecto de colaboración entre la universidad y grandes empresas, incluido Microsoft y el grupo farmacéutico AstraZeneca, tiene como objetivo duplicar el número de empresas emergentes de un valor superior a mil millones de dólares en la ciudad antes de 2035.
En total, 23 de estas grandes empresas emergentes nacieron en la pequeña ciudad inglesa, según datos recientes de su universidad, aproximadamente tantas como en Berlín, pero menos que en Londres, que cuenta con 39.
Entre estas compañías locales se encuentran el gigante tecnológico Arm, cuyos modelos de semiconductores se utilizan en la mayoría de los teléfonos inteligentes del mundo, la sociedad de seguridad informática Darktrace y la compañía especializada en la producción de anticuerpos destinados a la investigación Abcam.
Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), una de las agencias de la ONU, Cambridge es la ciudad con la actividad científica y tecnológica más intensa del mundo, en proporción a la densidad de población.
En el Reino Unido, las empresas emergentes recaudaron más de 21.000 millones de dólares el año pasado, una cifra a la baja después de dos años excepcionales, pero el país sigue siendo el tercer ecosistema tecnológico más grande del mundo después de Estados Unidos y China, según un estudio publicado a principios de enero por la firma Dealroom y el banco HSBC.
– Innovación y felicidad –
Para Mark Slack, cofundador de CMR Surgical, si su compañía especializada en ciencias de la vida se convirtió en una fuerte empresa emergente en 2019 fue gracias a su ubicación en Cambridge.
“Probablemente no hay muchos lugares en el mundo donde podríamos haberlo logrado”, afirma el director de esta empresa, fundada en 2014, que produce pequeños robots capaces de realizar cirugías “mínimamente invasivas”, que requieren poca intervención.
“Los conocimientos técnicos que necesitábamos en términos de físicos, matemáticos e informáticos” habrían sido “bastante difíciles” de encontrar en otro lugar, asegura a la AFP Slack, que afirma haber encontrado en Cambridge “una increíble” concentración de talentos.
Un estudio del banco británico Virgin Money también nombró el año pasado a Cambridge como la mejor ciudad del país para iniciar un negocio.
El tamaño reducido de su población no parece ser un obstáculo para las ambiciones de Cambridge. Su homóloga californiana cuenta con unos tres millones de habitantes, muchos más que los aproximadamente 150.000 habitantes de la ciudad inglesa.
A pesar de su tamaño, el Silicon Valley estadounidense tiene sólo el triple de empresas emergentes que Cambridge, una ciudad que también, a lo largo de su historia, ha visto surgir importantes avances científicos, en materia de ADN, de fecundación in vitro (FIV) o las células madre.
La ciudad británica puede aprovechar sus éxitos pasados para reinventarse, cree Michael Anstey, de Cambridge Innovation Capital, una firma de capital de riesgo centrada en ciencias de la vida y tecnologías disruptivas.
“Durante los últimos 60 o 70 años, (la ciudad) ha podido transformar la innovación académica en oportunidades comerciales”, dice.
AFP