El italiano Jannik Sinner (4) se convirtió en el primer campeón italiano en el Abierto de Australia tras cosechar su primera corona ‘slam’ y corroboró las grandes expectativas que generaba aquel chico tirolés que se marchó de casa a los 14 años para perseguir su sueño.
Con su tímido rostro, remarcó en la rueda de prensa posterior a su gesta que fue fundamental el hecho de que su familia, muy ligada al mundo del esquí, le diera plena libertad para escoger lo que realmente le apasionaba y luchar por lo que realmente le conmovía: ser un campeón en el mundo del tenis.
A pesar de que sus resultados como junior fueron escasos, una vez se aventuró en el circuito profesional, su ascensión fue tan meteórica como precoz.
“Mi camino ha sido bastante rápido. Gané un ‘challenger’ cuando tenía 17 años y luego gané la NextGen. Después vino el primer torneo ATP. Uno no se da cuenta lo rápido que pasan las cosas. Vives este movimiento y sólo buscas mejorar”, agregó el italiano.
Debutó en torneo ATP en el Abierto de Hungría (2019) tras entrar en el cuadro principal como perdedor afortunado y se apuntó su primera victoria contra el local e invitado Mate Valkusz.
Un año más tarde, en 2020, levantó su primer título ATP en Umag (Croacia), tras imponerse en la final al canadiense Vasek Pospisil. También entró en el punto de mira de los más grandes, al convertirse en el cuartofinalista más joven en Roland Garros, desde el serbio Novak Djokovic en 2006.
En 2021 se consagró en la parte más noble de la clasificación ATP, con cuatro títulos más y una final en Miami, que le dieron el billete para entrar por primera vez en su joven carrera al top-10.
Su potencial era equiparable al de los mejores pero los grandes resultados no llegaban, a pesar de que consiguió en 2022 acceder a los cuartos de final en tres de los cuatro grandes, así como lograr su primer título en tierra batida, tras superar en la final de Umag al español Carlos Alcaraz.
Sinner decidió a principios de aquella temporada, en 2022, acabar su relación con el técnico italiano Ricardo Piatti y empezar un nuevo episodio con el transalpino Simone Vagnozzi y el australiano Darren Cahill.
“Hace dos años, intenté conocer mejor a mi equipo, fue un gran paso. El año pasado intentamos sacar buenos resultados y los obtuvimos en Indian Wells, Miami y Wimbledon, donde logré unas semifinales. Me hicieron creer de que puedo competir contra los mejores”, añadió.
La independencia y la madurez que le aportó esa precoz emancipación a los 14 años, le dieron la valentía para desprenderse de una de las figuras más relevantes en su vida tenística, el maestro Piatti, porque sentía que necesitaba un cambio para poder alcanzar su sueño y seguir mejorando.
El tiempo le dio la razón y consiguió en 2023 su primera corona Masters 1000, en Canadá, pero los grandes escenarios se le seguían atragantando: cayó en las semifinales de Wimbledon contra el serbio Djokovic, en segunda ronda de Roland Garros con el alemán Daniel Altmaier y en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos contra el germano Alexander Zverev.
Sin embargo, la calma que le caracteriza no le hizo alarmarse y siguió con el duro trabajo para cerrar el año de la mejor manera posible, como finalista en las Finales ATP y campeón de la Copa Davis con Italia, tras superar en semifinales a la Serbia de Novak Djokovic.
Se quitó un peso de encima, a pesar de que insistió en la rueda de prensa que la presión es un privilegio para él, y decidió no competir en ningún torneo antes del Abierto de Australia para poder incidir en aspectos mentales y tenísticos sin el estrés de la competición.
Desde el inicio del torneo en Melbourne Park, fue el mejor tenista de todos los favoritos, después de alcanzar las semifinales sin haber perdido ningún sólo set.
Sin embargo, el runrún de las acusaciones del pasado, que le tachaban de no dar la talla en grandes escenarios, volvían antes de enfrentarse en semifinales al vigente campeón Djokovic, campeón de diez ediciones.
Redujo a Djokovic a un tenista de un rango menor, al sobreponerse por un claro 6-1, 6-2, 6-7(6) y 6-3, para llegar de la mejor manera posible a la que sería su primera final de Grand Slam.
Los focos de la primera gran final le deslumbraron en los dos primeros sets, pero sus poderosos tiros reaparecieron a tiempo ante un físicamente mermado Daniil Medvedev, que se convirtió en el tenista con más sets disputados en un Grand Slam, con 31.
Se tiró al suelo tras cerrar el primer punto de partido a favor, pero a los pocos segundos, se levantó y retomó su clásica mirada que desprende determinación.
“Tengo que procesar que he ganado a Novak (Djokovic) en semifinales y en la final a Daniil (Medvedev), pero tenemos que mejorar si queremos levantar un gran trofeo de nuevo”, explicó.
Sinner ya se ha estrenado con un primer ‘slam’ que da el pistoletazo de salida a una carrera que podría marcar una época con el murciano Alcaraz, que a pesar de tener dos años menos cuenta con dos coronas ‘major’. EFE