Un maestro de matemática está acusado de entregar municiones, otro de haber secuestrado a una mujer y un tercero de haber participado en la masacre del kibutz Be’eri. Todos son empleados de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente (UNRWA). Estos son tres ejemplos, pero Israel identificó con nombre, apellido y puesto dentro de la agencia a 9 trabajadores más que -denuncia- participaron de los ataques del 7 de octubre pasado.
Fernanda Kobelinsky
Ese día, hace casi cuatro meses, terroristas se infiltraron en Israel, masacraron a 1.200 personas -en una sola jornada murieron más judíos que en cualquier otro atentado desde el Holocausto-, violaron, torturaron y mutilaron a sus víctimas y se llevaron más de 200 secuestrados a Gaza. El ataque desencadenó una guerra en la región con miles de palestinos muertos.
En este escenario, en el que la UNRWA es de vital importancia, estallaron las denuncias.
Creada tras la guerra árabe-israelí de 1948, la agencia ha crecido hasta convertirse en una entidad con un presupuesto de 1.300 millones de dólares, financiada en su mayoría por naciones occidentales. En su historia, ha sido acusada de almacenar armas en escuelas, facilitar la construcción de túneles de Hamas, promover mensajes de odio a través de materiales educativos y, ahora, hay evidencia de que al menos 12 de sus empleados participaron activamente de la masacre de Hamas.
El gobierno de Netanyahu citó la semana pasada al jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, para oficializar las acusaciones, no le dio ningún documento que pudiera llevarse consigo, pero la evidencia que le presentaron fue tan convincente que días después el funcionario hizo público el despido de nueve de los presuntos participantes.
Más tarde se conoció que seis empleados de la UNRWA estuvieron entre los miles de terroristas que ingresaron a Israel el 7 de octubre. Varios de ellos eran personal de las escuelas de la agencia, incluyendo un profesor de árabe y un profesor de matemáticas. Otros seis trabajadores de la agencia habrían coordinado logística para el asalto, ayudaron a proporcionar armas o se les dijo que informaran en los puntos de reunión para el ataque, según informes de inteligencia israelíes vistos por The New York Times.
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