El periodista estadounidense Evan Gershkovich, encarcelado desde hace un año en Moscú, se forjó una reputación de periodista todoterreno, decidido a describir sin afectaciones la vida en Rusia, un país transformado por el conflicto en Ucrania. Pese a los riesgos.
Acusado de espionaje, un cargo que desmiente con firmeza, el corresponsal del Wall Street Journal fue detenido el 29 de marzo de 2023 y procesado en un caso de gravedad inédita contra un periodista extranjero desde el desmantelamiento de la Unión Soviética.
Tanto Gershkovich como Estados Unidos, su diario y sus allegados rechazan las acusaciones.
El presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró el viernes que “continúa trabajando a diario” para liberar al periodista.
“Seguiremos denunciando e imponiendo sanciones por los terribles intentos de Rusia de usar a estadounidenses como moneda de cambio”, declaró en un comunicado.
La justicia rusa prolongó de nuevo el martes su detención preventiva, hasta el 30 de junio, a la espera de un eventual juicio o de un intercambio de prisioneros entre Rusia y Estados Unidos.
El jueves, el Kremlin afirmó que se están manteniendo “contactos” sobre un posible canje que beneficiaría al reportero norteamericano, matizando que estos “deben llevarse a cabo en absoluto silencio”.
– “Fuerza” y “resiliencia” –
Los padres de Gershkovich pudieron hablar brevemente con él en mayo de 2023 en una cárcel moscovita, y luego durante una audiencia.
“Fue duro cuando vi que lo llevaban esposado”, dijo a la AFP su madre, Ella Milman, en una entrevista realizada a finales de febrero de 2024. Su hermana, Danielle, aseguró que el periodista es “inocente”.
En diciembre de 2023, su familia también refirió, admirativa, “su resiliencia y su fuerza inquebrantable” pese a su detención, en una carta abierta publicada por el Wall Street Journal.
Al contrario de lo que hicieron muchos periodistas estadounidenses, que abandonaron Rusia tras el inicio de la ofensiva contra Ucrania, en febrero de 2022, Gershkovich, hijo de emigrantes soviéticos, decidió continuar trabajando allí.
Así, este reportero, que habla perfectamente ruso, multiplicó los artículos en los que contaba cómo la población vive el conflicto, y se entrevistó con los familiares de soldados muertos y con detractores del presidente Vladimir Putin. También escribió sobre las consecuencias de las sanciones en la economía rusa.
En el momento de su detención en Ekaterimburgo, en los Urales, parecía estar trabajando sobre la industria del armamento y el grupo paramilitar Wagner.
El sumario está bajo secreto, por lo que es imposible saber en este momento de qué se le acusa exactamente. El Kremlin se limitó a decir que fue sorprendido “en flagrante delito” de espionaje.
– Abierto y sociable –
En los últimos años, el periodista, originario de Nueva Jersey, destacó por su empeño en escribir sobre Rusia, el país de sus raíces, y del que conoció las reglas y las supersticiones a través de sus padres, judíos soviéticos que huyeron de allí en los años 1970.
Licenciado en inglés y filosofía, Gershkovich decidió seguir sus orígenes e instalarse en Rusia.
En 2017 dejó un empleo de asistente de redacción en el New York Times para incorporarse al Moscow Times, el principal medio anglófono de la capital.
Durante unos cuatro años relató la represión de la oposición, las catástrofes ecológicas, los estragos del covid o las tradiciones rusas, como el arte del “bania”, la sauna rusa que frecuentaba.
De carácter abierto y risueño, Gershkovich sabe “hacer que todas sus fuentes se sientan cómodas, pues siempre les hace sentir que sus historias le preocupan profundamente”, contó en abril de 2023 a la AFP Pjotr ??Sauer, periodista del diario británico The Guardian y amigo cercano del reportero estadounidense.
Cuando ingresó en la oficina de AFP en Moscú a fines de 2020, siguió en esa línea, contando por ejemplo la historia de un opositor ruso en campaña desde su prisión, o el día a día de los bomberos enfrentados a grandes incendios en Siberia.
A inicios del 2022, se unió al prestigioso rotativo Wall Street Journal, unas semanas antes de que empezara el asalto ruso a Ucrania.
También durante este tiempo, Gershkovich mostró además su sentido del humor, del que sigue haciendo gala en redes sociales, desde prisión.
En una carta a sus padres, apuntó, bromeando, que la cocina de su madre lo había preparado “para lo mejor o para lo peor en la prisión”, refiriéndose al “gruau”, un plato muy consistente y barato que se sirve tanto en los hogares rusos como en las celdas.
AFP