Dejando a un lado la religión, pocos dudan que un hombre llamado Jesús vivió hace 2.000 años, en parte de lo que hoy se conoce como Israel.
Por BBC Mundo
También que era un judío disidente que acabó liderando un grupo de seguidores y que sus acciones terminaron molestando al Imperio romano.
Por eso, en la víspera de la Pascua -o Domingo de Resurrección- finalmente fue condenado, torturado y ajusticiado por crucifixión, una práctica común de la pena capital en ese momento.
Tras su muerte, sus seguidores se encargaron de difundir sus enseñanzas. La historia terminó y comenzó el mito, la religión, la teología.
Esta transición se produjo principalmente gracias a un prolífico escritor de la época, pionero de la Iglesia cristiana y autor de muchos textos que ahora se encuentran en la Biblia: Pablo de Tarso (c. 5-67).
En la década de los 50 del primer siglo de nuestra era, unos 20 años después de la muerte de Jesús, De Tarso escribió siete cartas cuyos textos han sobrevivido todos estos años.
“En estas cartas notamos que hay un cambio de enfoque. Pablo ya no trabaja con el Jesús histórico, trabaja con el Jesús de la fe”, explica el historiador André Leonardo Chevitarese, autor de, entre otros, Jesús de Nazaré: Uma Outra História, y profesor del programa de posgrado en Historia Comparada del Instituto de Historia de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
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