A principios de 2022, Lisa Monk, una mujer de 39 años oriunda de Texas, Estados Unidos, fue al médico porque tenía un intenso dolor de estómago y creía que se trataba de cálculos renales. Los análisis a los que se sometió no solo lo confirmaron, sino que también descubrieron una extraña masa en el bazo.
Por TN
Por esta razón, en enero de 2023, se sometió a una cirugía para extirparlo y así descartar cualquier tipo de complicación. Sin embargo, allí todo dio un giro inesperado.
En declaraciones al medio Mirror, Monk contó que cuando le extrajeron el bazo, enviaron la muestra a tres laboratorios diferentes para que puedan analizarlo. Finalmente, por motivos que no detalló, fue enviado a un cuarto lugar en donde dio positivo para una forma rara y terminal de cáncer llamado angiosarcoma de células claras.
De acuerdo a lo que indica Mayo Clinic, esta enfermedad se forma en el revestimiento de los vasos sanguíneos y de los vasos linfáticos, y suele afectar en la piel. En general, pese al tratamiento que se haga, tiene un mal pronóstico. “Me dijeron que lo más optimista que podían decir era que me quedaba 15 meses de vida”, contó la mujer sobre el momento en el que le comunicaron sobre la afección.
En marzo de 2023, Lisa comenzó su primera ronda de quimioterapia con pocas esperanzas de recuperarse: “Fue una época muy oscura. Estaba escribiendo cartas a los nietos que nunca conocería y a las bodas a las que nunca asistiría”, confesó mientras remarcaba lo “traumático” que fue perder el pelo y tener que contarle su estado de salud a la familia.
Sin embargo, al mes siguiente, en una consulta de rutina le dieron una noticia que lo cambiaría todo. Según su relato, los médicos le dieron una larga explicación, con mucha “jerga científica”, para luego aclararle que nunca había tenido cáncer y que todo había sido un error. “Me felicitaron, pero me enojé mucho. Estaba en shock”, agregó.
Pero lo peor no termina ahí. Monk se llevó a su casa una copia del informe de patología para poder leerlo tranquila y ahí fue cuando descubrió algo aún más indignante. Los resultados que confirmaban que no estaba enferma estuvieron listos un mes antes, por lo cual entendió que el hospital tuvo esta información antes de tiempo y la hicieron hacer quimioterapia sabiendo que no tenía nada.
Hoy, un año después del terrible error, Lisa sigue “pagando el precio”, ya que aún enfrenta las consecuencias psicológicas: “Arruinaron mi salud y lamento que mis hijos hayan tenido que pasar por algo como esto en sus vidas”.
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