En la primavera de 2023 Nicole Cuevas-Ingram, residente de Saginaw, una ciudad de Míchigan, hizo un viaje a Pensilvania, sin saber que sería el último. La policía encontró su cuerpo descompuesto enterrado en el suelo de un sótano, víctima de un prolongado confinamiento y tortura.
Por La Opinión
Ingram fue a visitar a alguien que pensaba que era un “amigo”, pero terminó siendo cautiva, torturada por esa persona y otras cuatro que ahora enfrentan cargos de asesinato.
Esta semana, la policía arrestó a los cinco sospechosos del brutal crimen, tal como lo informó en una conferencia de prensa el fiscal de distrito del condado de Luzerne, Sam M. Sanguedolce.
De acuerdo con el funcionario, el Departamento de Policía de Wilkes-Barre de Pensilvania encontró el 28 de febrero a Cuevas-Ingram enterrado en el sótano de una casa en el número 142 de Carlisle Street.
Debido al estado de descomposición del cuerpo, la identidad de la víctima no se determinó de inmediato.
El cadáver estaba envuelto en una lona y atado con cables eléctricos y cuerdas, mientras que la cabeza permanecía cubierta con dos bolsas de plástico, según documentos judiciales obtenidos por el Times Leader.
“No mucho después de mudarse allí, desafortunadamente las cosas con sus compañeras de cuarto se pusieron feas”, dijo el fiscal. Cuevas-Ingram intentó reunir dinero para regresar a Saginaw, pero no tuvo éxito.
Fue sometida a crueles castigos
Posteriormente, otras personas en la casa esposaron a la mujer a un poste en el sótano. Soportó fuertes palizas durante semanas, durante las cuales le rompieron el tobillo y casi todas las costillas, le afeitaron la cabeza, le destruyeron la cavidad nasal y le cortaron y apuñalaron el torso y la espalda, agregó Sanguedolce.
El hueso hioides del cuello también estaba roto, algo que, según el fiscal, generalmente indica estrangulamiento. “La evidencia reveló que también la patearon y pisotearon y, en algún momento, la estrangularon, todo lo cual la llevó a su muerte”, explicó.
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