Un hombre de Miami que se hizo pasar por un príncipe saudita y robó ocho millones de dólares en las tres últimas décadas fue sentenciado en 2019 a 18 años de prisión, tras haber sido descubierto por una de sus víctimas porque comió cerdo en un restaurante.
Por Clarín
El estadounidense estafó a posibles inversionistas en todo el mundo y se hizo de joyas, viajes internacionales, obras de arte, jets privados y autos de lujo.
Anthony Gignac fue sentenciado en Miami en 2019, donde residía, por la jueza Cecilia M. Altonaga. Usando el alias de Khalid Bin al Saud “a lo largo de las tres últimas décadas, Anthony Gignac se hizo pasar por un príncipe saudita para manipular, victimizar y engañar a incontables inversores de todo el mundo”, dijo la fiscal federal Ariana Fajardo Orshan.
La jueza dijo al imponer su sentencia, que la vida criminal de Gignac como ladrón y estafador era “realmente extraordinaria”.
Gignac, de 48 años, ya se había declarado culpable de hacerse pasar por un diplomático extranjero, robo de identidad con agravantes y fraude electrónico, entre otros.
“Vendió a sus víctimas la esperanza de carreras y futuro para sus familias y como resultado, decenas de inversionistas desprevenidos fueron despojados de sus inversiones”, señaló la fiscal Ariana Fajardo Orshan.
Lo trataban como príncipe y alteza real
Gignac compró placas de licencia diplomáticas falsas, una insignia falsa del Servicio de Seguridad Diplomática para sus guardaespaldas, el atuendo tradicional saudita, artículos de lujo compatibles con el lujoso estilo de la realeza y tarjetas de negocios en las que se refieren a sí mismo como “Príncipe”, “Su Alteza Real” y/o “Sultán”.
De igual forma se mostraba como tal en una cuenta de Instagram, con fotos publicadas de miembros de la Realiza saudita, incluido el Rey, con leyendas como “mi papá”.
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