Las elecciones que se van a dar son ilegítimas. No son libres y no son limpias. No hay verdaderos candidatos de oposición pues les impidieron inscribirse. Lo de Rosales es un chiste y es el único candidato que no va a recibir el apoyo de quien representa la gran mayoría de venezolanos, María Corina Machado. Pero el susto de la mafia en el poder es de tal tamaño -hoy Nicolás Maduro es apenas un rey de burlas en su país si no fuera por el aparato represor que lo mantiene allí- que si por algún motivo ven que de pronto pueden perder suspenden las elecciones y utilizan el conflicto del Esequibo con Guyana para suspenderlas.
Los cubanos, expertos en estos juegos, y los rusos que necesitan a Maduro como base para toda su labor de desestabilización en la región no van a dejar que Maduro entregue el poder por una nimiedad como la libertad, la democracia o el hambre de millones de venezolanos. Ya vimos como Diaz-Canel el dictador cubano desechó las sorpresivas protestas en la isla por el hambre física que están viviendo los cubanos. En fin lo que nos debe quedar claro es que no nos podemos hacer ilusiones, Maduro y sus socios no se van por la buenas pero eso es tema para otra columna.
Ahora que enfrentamos este fracaso y drama social único en la región, aunque Cuba ya debe entrar en la ecuación, es hora de ponerle nombre a los responsables de que estemos como estamos y que enfrentemos un éxodo de 5 millones de venezolanos a partir del segundo semestre del año.
Mi buen amigo y gran conocedor tanto de la realidad venezolana como la de Estados Unidos, Pedro Mario Burelli, sin minimizar que la crisis es de los venezolanos dice una frase lapidaria sobre el tema. “Desde que llegó Chávez al poder cada Presidente de Estados Unidos dejó la situación de Venezuela peor que como la encontró”. Es cierto, pero nada se pareció al descalabro de la administración Biden con Venezuela a través de la gestión del consejero delegado para América Latina del Consejo Nacional de Seguridad, Juan González. Obviamente quien preside la institución, Jake Sullivan, también tiene gran responsabilidad.
El gobierno anterior, el de Donald Trump había cambiado la correlación de fuerzas en Venezuela. El apoyo activó un gobierno interino de Juan Guaidó y su ayuda para que fuera reconocido por más de 60 países fue fundamental. Es más, había apoyo bipartidista a esa política, la única con la de China que se dio en ese cuatrienio en materia de política exterior. González no solo apartó al Departamento de Estado de este tema, sino que entregó el gobierno alterno a cambio de nada, liberó a los mafiosos Alex Saab y a los sobrinos de Cilia Flórez de una cárcel americana y relajó las sanciones a cambio de unas elecciones libres. Sería un chiste si no fuera realidad.
Un peso ligero manejó el tema de la región en estos cuatro años y así la dejó: millones más de refugiados que se van a cruzar la frontera, desestabilizan países como Colombia y enriquecen a las mafias criminales. Gran gestión del inepto González. El y Biden, su jefe, grandes responsables de esta crisis.
Los segundos responsables son los miembros de la oposición venezolana. Unos se entregaron o se vendieron como Capriles, Tomás Guanipa, Rosales. Otros por celos políticos pelearon tanto que no utilizaron el gobierno interino para crear las condiciones de una transición y solo buscaron puestos, poder propio y unos hasta ayudaron a González de USA a entregar el gobierno interino. La herencia de dos luchadores y víctimas de la dictadura de la mafia de Maduro como Julio Borges y Leopoldo López en el caso del gobierno interino es putrefacta pues no estuvieron a la altura del momento. No pensaron en Venezuela pensaron en ellos. Triste decirlo, pero esa es la verdad y tienen responsabilidad en la crisis de hoy. Otros como Juan Pablo Guanipa y Andrés Velásquez mostraron coraje, valor y merecen ser reconocidos como también María Corina que nunca se entregó. Los otros, ni mencionarlos pues son unos vendepatrias.
Mención especial merece el ministro de Exteriores de la Unión Europea, Joseph Borell, quien desde que llegó trato de sabotear el gobierno de Guaidó y con sus acciones siempre trató de darle oxígeno a la dictadura de Maduro. Fue una piedra en el zapato. Y los Noruegos, siempre tan ‘ingenuos’ algo que ahora esperamos cambie con la nueva realidad europea y por fin entiendan que el alma brutal del dictador no cambia llámese Castro, Putin, Xi o Maduro guardando las proporciones obviamente.
Los presidentes Lula y Petro también tienen responsabilidad y sus países van a ser víctimas pues millones de refugiados van a cruzar las fronteras de agosto en adelante. Su afinidad ideológica dejó de lado tanto el interés nacional como el respaldo a la democracia. De lo segundo sabíamos, pero de los primeros pensamos que por lo menos entendían el costo.
Ahora bien, ¿qué hacer? Los mafiosos se quitaron la careta y arrestan a todo luchador por la democracia. Llegó la hora de la insurrección. No cuenten con Estados Unidos, pero movilicen a los ciudadanos y hablen con las familias de los militares que sufren tanto como el ciudadano del común. Solo pídanles que se sumen que ese gobierno cae en un segundo. No tiene ningún respaldo y si les ofrecen una salida a esos mafiosos a Suráfrica a Rusia o a Cuba, donde ninguno se va a ir pues no quieren comer mierda como comen los cubanos, hasta nos ahorramos un baño de sangre.
Así cayó la dictadura de Egipto y así se cambió al gobierno de Túnez. Así cayó el dictador mafioso ucraniano. Es hora de hacer lo mismo en Venezuela. Y los venezolanos del exterior también tienen que dejar la comodidad. No hay otra esperanza fuera de la llegada de un gobierno que como pasó en Nicaragua en los 80 que alimente una insurrección contra los dictadores mafiosos del momento como hoy lo hacen ellos con el ELN y las Farc. No son Castro ni mucho menos. Ni siquiera son Pablo Escobar. Son mafiosos de medio pelo que si no tuvieran a Rusia y a Cuba detrás ya estaría presos o muertos que es lo que se merecen. ¡Viva Venezuela y viva su libertad carajo! Ese tiempo llegará.