Los padres tienen una tarea crucial a la hora de criar a sus hijos, en ellos radica la responsabilidad de cuidar su salud física y emocional, siendo está última en reconocer, comprender y gestionar las emociones ante diversas situaciones, sin arrastrar patrones de generaciones anteriores.
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Por ello es importante contar con las herramientas necesarias por parte de expertos para generar confianza y capacidades desde pequeños y de está manera alcanzar adultos capaces de enfrentarse a cualquier situación, como la decepción, la frustración y el estrés.
En este sentido, el equipo de LaPatilla conversó con la especialista Alexandra Lombardo sobre la importancia de trabajar la inteligencia emocional desde la niñez y de esta manera brindar herramientas a los padres en la crianza de sus hijos.
¿Qué es la inteligencia emocional y por qué es importante trabajarla desde la niñez?
Es la capacidad de canalizar las emociones de forma adecuada, entenderlas, comprenderlas, transitarlas, entre otras cosas. Además, creo que también tiene que ver con solucionar problemas.
Es importante trabajarlas desde la niñez por lo que decía anteriormente, tiene mucho que ver con la resolución de problemas. Muchas veces vez a un niño que tiene baja tolerancia a la frustración, que pega porque algo le molesta y no se sabe expresar, entonces de la forma en que yo trabajo las emociones además que es muy importante entender que la mayoría de las veces las conductas inadecuadas son emociones que el niño no sabe como canalizar aparte de eso, me he dado cuenta en la forma en que lo aplico. es desde la solución de problemas, o sea hay un trabajo de “mira estas son las emociones, a todos nos pasa” y al mismo tiempo vamos a la práctica, es importante entender que los niños por tener el pensamiento más concreto todo tiene que ser “más concreto y más práctico”.
Luego de que hablamos que esto le pasa a todo el mundo, estas son las emociones, dependiendo de la edad, adaptado al lenguaje, yo incluyo el tema de la solución de problemas, ¿cómo? bueno, ¿Cómo crees que te sentirías si un amigo no quiere compartir contigo? por ejemplo “mal”, entonces válidamos “tienes toda la razón, yo también me sentiría mal”, todo eso es el trabajo de las emociones, cómo me siento, las situaciones que me hacen sentir así, luego hay una parte importante que incluyo “¿cómo lo podemos solucionar”, porque cuando el niño tiene las herramientas es mucho más fácil para él canalizar las emociones.
Es importante trabajarla porque fue algo que no nos enseñaron, aquí un tema de muchos patrones de crianza y culturales que venimos arrastrando y que de alguna manera crecimos como muy invalidadores, medio analfabetas emocionales. Estamos acostumbrados al “no tienes que llorar, no pasa nada, los niños no lloran, las niñas se ven feas si lloran”, entonces obviamente a estas alturas de nuestras vidas, cuando estamos tratando de entender nuestras emociones, de comunicarnos de forma acertiva, poner límites, etc, es mucho más complejo. Para las mamás es muy difícil tratar esto por los patrones que venimos arrastrando, mientras que si lo hago desde la infancia le estoy garantizando al niño una relación sana con sus emociones.
-¿De qué manera se debe desarrollar la inteligencia emocional en los niños?
Esto va a variar y depende del profesional, yo lo hago de muchas maneras, utilizó muchísimos cuentos, solución de problemas, tarjetas, trabajamos con situaciones hipotéticas, eso varía según el niño, lo que si es importante trabajar de forma muy concreta, proporcionarle herramientas tangibles que el niño pueda poner en práctica y que se de cuenta de que funcionen, entendiendo que “yo como adulto me regulo solo” pero el niño quizás necesita un medio que le permita drenar esa emoción.
Los cuentos son un súper apoyo para este trabajo.
-¿De qué manera puede afectar en un futuro no trabajarla?
Basicamente como le ha afectado a nuestra generación, el tema de la terapia ahora es que se está normalizando, el de poner límites y que los honres, que tienes derecho a serlo y no por eso estas lastimando a nadie, ahora es que lo estamos empezando a entender.
Creo que somos una generación que siente mucha culpa, en vez de la generación de cristal somos la de la culpa, en el sentido de que nos criaron “tu hermano es chiquito y está llorando, dale el juguete” o “estoy muy triste porque te portaste mal hoy” y al final el único mensaje que das con esas afirmaciones es que uno es responsable de las emociones de los demás y lo cierto es que cada quien es responsable de sus emociones y entender esto es súper difícil solo por esos patrones de crianza que venimos arrastrando.
El tema de la culpa pasa mucho con la familia, “tienes un familiar que es tóxico, que te consume energía, es muy negativo” y tu le dices “no me gusta hablar de ese tema” y la persona te dice “a mi sí me gusta”, entonces hay que poner límites. Hoy día no hay excusas para hacerlo.
-¿Qué recomiendas a los padres?
Busquen información y pidan ayuda, también ir a terapia, la gente cree que uno va a terapia cuando ya está en el punto grave, sin embargo hay padres que me escriben porque quieren aprender, por ejemplo. Hoy día que tenemos tantas herramientas los cuentos por ejemplo son un boom para trabajar cualquier tema con los niños.
También hay que tener mucho cuidado con esto ante la desinformación.