La nostalgia tiene algo de mala reputación, particularmente por su reciente influencia en la política y en la sociedad. Se supone que es una emoción que persuade, engaña y seduce a la gente para que tome decisiones electorales.
Por BBC Mundo
Por ejemplo, algunos han achacado el Brexit a la “nostalgia por el pasado” de Reino Unido, mientras que el eslogan de Donald Trump “Make America Great Again” (Hacer de América grande otra vez, en español) es quizás la mejor síntesis del poder político de la nostalgia.
Pero, si bien la política de la nostalgia parece ser particularmente potente hoy en día, la emoción tiene una historia larga y turbulenta.
Como exploro en mi nuevo libro “Nostalgia: una historia de una emoción peligrosa”, hay pocos sentimientos tan omnipresentes, aunque difíciles de precisar, como la nostalgia.
Una de las razones de esto quizás sea que la nostalgia, más que otras emociones, ha experimentado una transformación particularmente radical en los últimos tres siglos. Hace apenas cien años, más o menos, no era simplemente una emoción, sino una enfermedad.
Sus orígenes y evolución
Nostalgia fue acuñada por primera vez como término (y utilizado como diagnóstico) por el médico suizo Johannes Hofer en 1688.
Derivada del griego nostos (regreso a casa) y algos (dolor), esta misteriosa enfermedad era una especie de nostalgia patológica. En los pacientes provocaba alteraciones psicológicas como letargo, depresión y confusión.
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