“La vida es corta. Ten una aventura”. Con este eslogan tan directo se promocionó en el mundo Ashley Madison, la web de citas que sedujo a los adúlteros prometiéndoles confidencialidad y discreción para echar una cana al aire sin peligro de ser descubiertos por sus parejas. Hasta que un ciberataque masivo hizo que los nombres de sus 40 millones de usuarios quedaran expuestos, en una de las mayores filtraciones de datos de la historia. Netflix reconstruye el truculento caso de la compañía que ganó un dineral gracias a las infidelidades pero que luego cayó en desgracia en la docuserie ‘Ashley Madison: sexo, mentiras y escándalos’. La empresa, por cierto, sigue todavía activa.
Por Código Nuevo
El trabajo, compuesto de tres episodios, aborda la trayectoria de Ashley Madison desde dentro de este lucrativo negocio, teniendo en cuenta la contundente estadística que manejaban sus fundadores: el 30% de la gente que usaba las webs de citas estaba casada. Muchas de las aportaciones las hacen exempleados, desde el exvicepresidente de ventas y el exdirector de producto hasta una de las personas encargadas de la atención al cliente.
Ellos cuentan, por ejemplo, el caos que se vivió cuando en julio de 2015 sus sistemas fueron ‘hackeados’ por un misterioso grupo, Impact Team, que les dio un mes para cerrar el negocio o publicarían sus bases de datos con las fotos de desnudos, nombres reales, direcciones y fantasías sexuales que habían revelado en su web los usuarios. “No buscaban dinero, sino que fue un ataque por razones ideológicas”, explican.
Expertos en ciberseguridad
Estaban a punto de salir a bolsa, así que el CEO de la empresa, Noel Biderman, se negó al chantaje y contrató a dos expertos en ciberseguridad suecos, que relatan en la docuserie cómo les resultó imposible dar con el culpable. Tuvieron múltiples sospechosos: un competidor, una mujer abandonada, un marido infiel, un empleado descontento…
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