La ciudad ucraniana de Vovchansk, en el noreste, quedó completamente destruida tras el asedio ruso. Escombros, edificios bombardeados y restos de proyectiles son lo único que queda en este lugar que, durante semanas, fue objetivo de los ataques enemigos.
Imágenes captadas en los últimos días mostraron los bloques de departamentos, casas y edificios en ruinas, sin techos, con sus fachadas teñidas de negro por el humo y las explosiones, y un sinfín de daños de todo tipo. En ocasiones, las imágenes quedaron invadidas por una densa humareda que oscurece el cielo tras el impacto de misiles y los posteriores incendios que se desatan.
Sin embargo, un sitio aún permanece intacto: la cúpula dorada de la iglesia local, que lleva resistiendo desde el inicio de la guerra.
A más de dos años de iniciado el conflicto bélico y en medio de las faltantes de artillería de las tropas de Kiev, las fuerzas rusas buscaron sacar ventaja y aumentaron sus ofensivas en la región de Kharkiv, con el objetivo de poder avanzar en este frente y conquistar nuevos territorios. Así, el 10 de mayo, iniciaron ataques casi diarios con drones de asalto, proyectiles y bombas que, a menudo, alcanzaban más que solo a los militares y acababan en zonas civiles. Miles de los 17.000 vecinos huyeron de la ciudad pero otros tantos decidieron quedarse o se vieron impedidos de evacuar ante el rápido avance ruso.
No obstante, con el apoyo de Occidente, Ucrania logró revertir la situación y ya controla el 70% de Volchansk, mientras reafirma sus posiciones en toda la región de Kharkiv.
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