Por gusto personal o tradición, muchas personas a lo largo y ancho del mundo comen a diario alimentos picantes. El sabor característico de los ajíes, chiles y pimientos, así como de los condimentos derivados de éstos proviene de la capsaicina, un compuesto químico presente en estas especies vegetales.
Por infobae.com
Sin embargo, por más que se trate de alimentos naturales, y si bien hay quienes les adjudican algunos beneficios a la salud ingerir este tipo de alimentos, los especialistas aseguran que comerlo en exceso puede ser perjudicial.
¿Qué provoca el picante en el cuerpo?
David Julius es fisiólogo de la Universidad de California, en San Francisco, y reconoció que “comer picante puede producir diversas reacciones fisiológicas, por ejemplo, hormigueo en la lengua y los labios, o sudoración”.
“A todos nos gustan las experiencias sensoriales; la comida picante hace la vida más interesante”, señaló Julius a The New Times, para quien “no todas las reacciones posibles son bienvenidas, ni siquiera para quienes disfrutan su sabor”.
Básicamente, lo que sucede cuando la capsaicina presente en estos alimentos llega a la boca, es que activa los receptores de potencial transitorio V1 (TRPV1 por sus siglas en inglés), unas proteínas que forman parte del sistema nervioso y cuya función en la boca es detectar la sensación de dolor cuando algo está muy caliente.
Y debido a que la capsaicina encaja perfectamente con esos receptores es que provoca la sensación de que se quema la boca.
Esta respuesta innata, destinada a proteger al organismo de alimentos o bebidas calientes, pone en marcha una serie de reacciones en cadena, que incluyen desde la producción de saliva hasta el enrojecimiento de la piel y la transpiración, pasando por la dilatación de los vasos sanguíneos para liberar calor.
¿Qué provoca el picante en el cerebro?
ulius, el experto estadounidense antes citado, fue quien descubrió este mecanismo por el que la capsaicina se une a esos receptores cuando se comen alimentos picantes y envía una señal de dolor al cerebro. El hallazgo le valió el Premio Nobel de Medicina en 2021.
Y según le explicó al diario The New York Times, “la capsaicina engaña al cuerpo haciéndole creer que la temperatura ha subido, por lo que el cerebro piensa que debe deshacerse del calor”. Y eso en los seres humanos, sucede “sobre todo a través del sudor”, señaló.
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