El informe trimestral de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) reveló la semana pasada una serie de problemas en los que se encuentra el sector bancario estadounidense. Por un lado apunta que 63 bancos estuvieron al borde de la insolvencia durante el primer trimestre de 2024. Esto frente a 52 entidades financieras incluidas en la “lista de bancos problemáticos” durante el tercer trimestre de 2023.
Por CriptoNoticias
Por otro lado, el informe también mostró que los bancos acumulan en conjunto pérdidas no realizadas por valor de 517.000 millones de dólares, un aumento de 39.000 millones de dólares con respecto al trimestre anterior. Y no conforme con ese mal pronóstico para la salud financiera de los bancos, la FDIC añadió: “este es el noveno trimestre consecutivo de pérdidas no realizadas inusualmente altas desde que la Reserva Federal comenzó a subir las tasas de interés en el primer trimestre de 2022”.
Todos estos datos pueden ser recibidos por cualquiera como rayos en medio de una tormenta, aunque el clima puede complicarse aún más para dar paso a un huracán. Esto tomando en cuenta que el Programa de Financiamiento Bancario a Plazo ( BTFP), creado por la Reserva Federal para detener la propagación de contagios por colapsos financieros, dejó de aceptar nuevas solicitudes de préstamos el pasado mes de marzo.
Así que el complicado panorama bancario actual trae a la memoria la crisis del año pasado cuando, en apenas dos meses, quebraron los bancos regionales Signature, Silvergate y Silicon Valley. Estas instituciones financieras colapsaron cuando los clientes acudieron en masa para retirar sus depósitos. Muchos de ellos eran empresas de tecnología o de criptomonedas que necesitaban dinero para cubrir pérdidas y porque había mejores tasas de ahorro disponibles en otros lugares.
Todo ello, dañó la rentabilidad de los bancos en un momento en que las tasas de interés elevadas ya habían debilitado sus balances al reducir el valor de sus tenencias en bonos gubernamentales. Silvergate fracasó primero, pero el colapso del Silicon Valley Bank el 10 de marzo fue particularmente memorable. Desencadenó una corrida bancaria al anunciar que necesitaba reunir capital después de verse obligado a vender bonos con pérdidas.
Después de aquellos acontecimientos, los bancos han tenido otro año para adaptarse a tasas de interés más altas, y además todavía pueden pedir prestado a la Reserva Federal a través de otro servicio llamado ventana de descuento. No obstante, es probable que el cierre del BTFP aumente los costos de endeudamiento de los bancos, lo que significa que sus márgenes de ganancia caerán. Podrían reaccionar con tasas de interés más altas o poniendo menos crédito a disposición de los clientes, lo que impactaría directamente debilitando a la economía.
En definitiva, todo lo anterior podría combinarse y crear el torbellino perfecto con un segundo cambio previsible que crearía nuevos peligros para el sector. Es algo que ya ha ocurrido antes, como sucedió durante la crisis financiera de 2008.
Ahora los factores que dieron paso a crisis pasadas se estarían combinando de nuevo y hay al menos 3 señales que lo demuestran:
1- Préstamos + impago = colapso
Antes: En los años previos a la crisis de 2008, hubo un auge en el mercado de la vivienda en Estados Unidos, caracterizado por un rápido aumento en los precios de las propiedades. Los bancos dieron préstamos hipotecarios de alto riesgo a personas que no podían pagarlos, lo que provocó una burbuja inmobiliaria que finalmente estalló.
Ahora: Las turbulencias económicas, incluidas las crecientes tasas de interés y posibles recesiones, podrían llevar a empresas e individuos a tener dificultades con los pagos.
Por ejemplo, si una parte importante de los préstamos inmobiliarios comerciales incumple sus obligaciones debido a la caída del valor de las propiedades, los bancos que invirtieron mucho en este sector podrían enfrentar pérdidas sustanciales. De manera similar, un aumento en la morosidad de los préstamos al consumo, como la deuda de tarjetas de crédito, podría erosionar la rentabilidad de los bancos.
2- El contagio masivo inevitable
Antes: Colapso de grandes instituciones financieras: En septiembre de 2008, la quiebra de Lehman Brothers, uno de los principales bancos de inversión de Estados Unidos, desencadenó el colapso de otras grandes instituciones financieras como AIG, Merrill Lynch y Washington Mutual. Esto generó un clima de pánico en los mercados financieros e intensificó la crisis.
Ahora: El sistema bancario estadounidense no opera de forma aislada. Cuando un banco quiebra, pueden desencadenarse una serie de reacciones en cadena que afectan a otras instituciones y al sistema financiero en su conjunto.
La quiebra de un banco puede generar una pérdida de confianza en el sistema financiero, lo que lleva a los depositantes a retirar su dinero de otros bancos por temor a que también puedan quebrar.
Esta fuga de depósitos puede dejar a otros bancos con una falta de liquidez, lo que les dificulta cumplir con sus obligaciones y mantener sus operaciones.
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