Edilio Centeno Nieves ha sido campeón en tiro con pistola en múltiples competiciones internacionales y aunque nunca hubiera querido irse de su natal Venezuela, en 2019 tomó el camino del exilio para asentarse en la ciudad de Saltillo, México, donde ha recibido la condición de refugiado.
Por Luis Felipe Rojas / vozdeamerica.com
El Comité Olímpico Internacional (COI) anunció a inicios de mayo la conformación del Equipo Olímpico de Refugiados, integrado por 36 atletas de 11 países en 12 deportes diferentes. Además de Centeno Nieves, por Latinoamérica están incluidos el piragüista Fernando Dayán, residente en Estados Unidos y el pesista Ramiro Mora, localizado en Reino Unido, ambos cubanos.
“Esto enviará un mensaje de esperanza a los más de 100 millones de personas desplazadas en todo el mundo”, dijo al anunciar al grupo de atletas el presidente del COI, Thomas Bach.
Centeno, de 44 años de edad, nació en Barquisimeto, estado de Lara, y en entrevista con la Voz de América relató por qué tuvo que abandonar la tierra que lo vio nacer. Muchos le reprochaban que la suya era apenas una opinión personal y no el sentir general del país.
“Millones de venezolanos nos tuvimos que ir”, comenta. “En mi caso fue porque la falla en los servicios básicos era descomunal en esos momentos. Ya la crisis social imperante era bastante difícil, ya tocaba a la puerta de tu casa porque la violencia y las manifestaciones en las calles estaban literalmente en el frente de tu casa”.
Un retiro “obligatorio”
Padres, abuelos, tíos. Muchos en su familia practicaban el tiro, ya fuera como deporte, entretenimiento o por dedicarse a la caza.
En los primeros años de Edilio como atleta del deporte organizado, cuenta, hubo una vieja pistola de aire comprimido que fue un regalo de su familia. “Era muy viejita, tenía un resorte”. Aunque sus coequiperos tenían armas modernas él no se rindió, sino que pensó en mejorar su rendimiento para hacerse con un equipamiento nuevo.
“Todavía la tengo, la conservo allá en mi casa esa pistola de aire”, señala orgulloso.
Durante dos años fuera del deporte hasta asentarse en México, Centeno Nieves no hizo otra cosa que trabajar en labores muy alejadas de los campos de tiro.
“Cuando tú te retiras, si estás trabajando de mesero en otro país es difícil retornar al deporte y retomar el alto rendimiento”, explica.
Según Filippo Grandi, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los atletas que se han visto forzados a salir de sus países y han mantenido o retomado sus carreras deportivas recuerdan “la resiliencia, el coraje y la esperanza de todas las personas desarraigadas por la guerra y la persecución”.
Una beca otorgada por la oficina de ACNUR a Centeno y él y su hermana Mariale Centeno –practicante de tiro deportivo también- les permitió entrenarse, costearse gastos y hasta permitirse trabajar solo a tiempo parcial.
“Ahí vamos, ya los números y las marcas van subiendo de a poco. Me siento cada día mejor en los entrenamientos, mejor cada día físicamente y hay que seguir poniéndole todas las ganas”, explica.
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