En un giro inesperado para el chavismo, Edmundo arrasó en el reciente simulacro de elecciones, superando a Maduro ampliamente, por eso es que el CNE no ha dado los resultados y eso que la oposición no llamó a votar en el simulacro organizado el pasado domingo. Esta sorpresiva victoria está generado un sinfín de análisis y reflexiones sobre el estado actual del PSUV y la “maquinaria” chavista.
Eduardo Bayút – eduardobayut@gmail.com
Se esperaba que Maduro ganara ampliamente y los resultados fueran promocionados por todos los medios del estado debido a que el evento fue organizado y promovido por el régimen, pero parece que las encuestas serias estaban en lo correcto, Maduro no gana ni en los eventos con sus propios “seguidores”. El simulacro en general contó con poquísima participación, llegando a ser considerado un fracaso, así se evidenció en Lara, Guarico, Carabobo, Apure, Anzoategui, Vargas, donde casi no se vieron participantes y en los lugares donde hubo algo de concurrencia, los participantes en su mayoría fueron empleados públicos obligados a asistir, en estos casos, los asistentes no podían dar declaraciones a medios que no fuesen oficialistas y la queja general fue que el proceso era muy lento y mal organizado.
El simulacro lo hicieron para tratar de demostrar lo aceitada que están la estructura política y las bases del chavismo, pero no contaron con la frustración y el agotamiento de la población. La poca gente que salió a votar, aprovechó para demostrar su descontento. Hasta ahora el CNE no ha dicho ni pio sobre el simulacro, no se sabe cuántos votaron ni donde, pero muchos activistas políticos y periodistas en Caracas y en las regiones evidenciaron que la convocatoria fue muy pobre y pareciera que los pocos que fueron, votaron ampliamente por Edmundo.
Estos resultados dispararon las alarmas en el chavismo ya que quedó en evidencia que el 1×10 no les está funcionando, el amedrentamiento tampoco, ni las falsas promesas de Maduro a última hora. Tampoco está funcionando el bloqueo a los medios de comunicación, ni las campañas sucias contra la oposición. Por otro lado en las redes rodaron varios audios de presuntos líderes del chavismo amenazando de forma agresiva a los votantes que tenían que salir y “hacer bulto” porque si no, iban a perder los “beneficios” como las bolsas de comida, las bombonas de gas y las viviendas que nunca les entregan. Lo que si se vio fueron los famosos “Puntos Rojos” que utiliza el régimen para tratar de coaccionar a los votantes en los alrededores de los centros de votación.
Los números que se manejan extraoficialmente es que Edmundo gano con el 65% de los votos el simulacro, lo cual es un número sorprendente si se considera que la población votante era casi en su totalidad “chavista”. En efecto la oposición no realizó ningún tipo de convocatoria para que sus seguidores participan en el simulacro. Pareciera entonces que hay un voto castigo en puerta para estas elecciones del 28 de Julio.
Al final de la jornada del Simulacro hubo gran hermetismo en el conteo y verificación de las actas y en muchos lugares, los jefes de mesa obligaron a los testigos a salir de los centros de votación para que no se divulgaran los resultados. También rodaron en las redes sociales varios audios de ciudadanos denunciando que fueron sacados de los centros de votación, otros ciudadanos en son de burla dijeron que los habían sacado para que no viéramos “la paliza” que le dieron a Maduro.
Todo esto indica que la gente está cansada, dejó de creer en Maduro y está deseosa de un cambio por la vía democrática.
El gran reto ahora es capitalizar este descontento popular, hacer que la gran mayoría de personas salga a votar, cuidar los votos y cobrar el triunfo.
Faltan 25 días para las elecciones y las campañas de base siguen siendo diametralmente opuestas, los secuaces de Maduro buscan amedrentar y obligar a sus “seguidores” a votar por el, o van a perder los cada vez menos beneficios que les da el régimen, mientras que los seguidores de Edmundo y Maria Corina ofrecen una esperanza de cambio, de libertad, de reunificación de la familia y el regreso del orden al país.
La sorpresiva victoria de Edmundo es una clara señal de que en política, nada está garantizado. Este resultado puso a correr al régimen, no solo desafía las expectativas, sino que demuestra que la maquinaria roja no está funcionando como en otras oportunidades.