Nicolás Maduro tomó este jueves un vuelo privado desde el estado Zulia para llegar con prisas al mitin del Psuv en Caracas, donde el candidato chavista no halló a muchos oyentes.
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Pese a la más que segura decepción, Maduro invitó “a toda Venezuela a unirnos a un solo abrazo de diálogo, de armonio, de concordia. Hemos demostrado que si se puede”.
Incluso se aventuró a hacer una profecía: “Lo que se está cumpliendo, lo que viene para Venezuela son tiempos de milagros, de prosperidad, de crecimiento, de paz y de unión”.
Minutos después, Maduro apostó por subir el tono y mostrar una cara de falsa entereza, tal como su nuevo alter ego, “el gallo pinto”.
“Tengo las riendas de la patria en mi mano, tengo las riendas de la nueva economía en mi mano; sé lo que hay que hacer. Les digo: Nadie podrá hacerle más daño a Venezuela, nadie va a embochinchar a Venezuela, ni apellidos, ni oligarcas, ni fascistas, no podrán”, vociferó.
Luego Maduro se guardó en el palacio de Miraflores, mucha llovedera.