Cómo un naufragio de refugiados derivó en tres años de infierno y horror

Cómo un naufragio de refugiados derivó en tres años de infierno y horror

La isla, que se disputan el Reino Unido y Mauritania, contiene una base militar estadounidense.

 

 

Habían pasado diez días de viaje cuando el barco empezó a hacer agua. Docenas de hombres, mujeres y niños se apiñaban en ese pequeño buque pesquero. Todos tamiles que huían de la persecución en su país natal, Sri Lanka. Tenían la esperanza de llegar a un refugio en Canadá.





Por: Clarín

Sin embargo, el barco comenzó a hundirse y, el 3 de octubre de 2021, fueron avistados y rescatados por barcos de la armada británica, que luego los llevaron a la secreta base militar estadounidense y británica en la remota isla de Diego García en el Océano Índico.

Para quienes estaban a bordo, el rescate supuso un alivio. “Cuando vi la bandera británica, pensé: ‘Ahora estamos a salvo’”, contó uno de ellos. Lo que no sabía él y el resto de los refugiados es que les esperaban años de purgatorio.

La isla, que se disputan el Reino Unido y Mauritania, contiene una base militar estadounidense. Imagen: 2/5
La isla, que se disputan el Reino Unido y Mauritania, contiene una base militar estadounidense.

 

 

En muchos sentidos, la isla, con sus arenas blancas, palmeras y mares azules, se parece mucho a un paraíso. Es el hogar de tortugas verdes, cangrejos cocoteros y burros salvajes lo suficientemente mansos como para ser acariciados.

Pero para los 60 solicitantes de asilo que están atrapados allì, 16 de los cuales son niños, ese idilio para cualquiera de nosotros no podría estar más lejos de su realidad.

Al principio, al grupo le dijeron que repararían el barco en cuestión de días y que podrían continuar su viaje hacia Canadá. “Me dijeron que nos enviarían a un país seguro”, le cuenta a The Guardian uno de los pasajeros.

“Fue el mejor día de mi vida. Llegué con la ropa que llevaba puesta y tuve que llevarla puesta durante quince días. Pronto me di cuenta de que lo que me estaba sucediendo era lo contrario de lo que esperaba”, agrega.

Casi tres años de martirio

Y, apunto de que se cumplan tres años de su llegada, los desafortunados solicitantes de asilo todavía siguen estancados allí. En ese paraíso terrenal, que resultó ser más terrenal que paraíso.

Los refugiados viven en un campamento improvisado del tamaño de una cancha de fútbol, ??rodeado por una valla metálica de dos metros de altura, y sus movimientos están muy restringidos. “Me han puesto en una prisión en esta isla aunque no he cometido ningún delito”, asegura una de ellas.

“Mi estado mental se está deteriorando. Vivo en un cuerpo que no tiene vida en su interior”, añadió.

 

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