Luego de la crecida del río Amana, al sur de la ciudad de Maturín, donde varias familias han resultado afectadas por las anegaciones, denuncian que ninguna autoridad local o regional ha acudido a atenderlos. Afirman que ante las continuas lluvias, no pueden estar en sus casas, ya que deben esperar que baje el nivel del agua.
Corresponsalía lapatilla.com
Rosa Herrera, una de las más afectadas por las inundaciones, manifestó que cada año con la llegada de las lluvias, el río suele desbordarse afectando su vivienda. En épocas anteriores ha tenido que esperar hasta un mes para que baje el nivel del agua y poder regresar a su casa.
Señaló que ayer, cuando le avisaron acerca de la crecida del río, tuvo que regresarse de su trabajo en casa de familia, para levantar algunos enseres y electrodomésticos como la nevera, que entre sus vecinos la ubicaron en un lugar alto y así evitar que se dañara el motor. Asimismo, hizo con colchones y mobiliarios de madera para que no se deterioren.
“Una de mis nietas, una bebé de un año, la tuve con fiebre y, gracias a Dios, se le bajó. La llevamos a casa de un tío, donde tuvimos que pasar la noche. En el día me toca estar aquí afuera de la casa esperando que termine de bajar el agua. Aquí no han traído ninguna jornada de vacunación ni fumigación y se ha desatado un plaguero horrible”, expresó Herrera.
Agregó que, hasta ahora, la visita que ha recibido es de parte de efectivos de Protección Civil y de la Guardia del Pueblo, que han acudido a inspeccionar y tomar fotos. Sin embargo, otro tipo de ayuda no ha recibido, al igual que otras cinco casas que han resultado afectadas.
Antonio Rodríguez, quien reside en la zona, comentó que afortunadamente el río no creció tanto y solo se anegó el fondo de su casa donde tiene varias siembras. No obstante, en otras épocas es más alto el nivel del agua que afecta todo el inmueble y, junto a otras familias, deben esperar bajo un árbol de caoba.