La triste historia de Jeison, el venezolano con el pie más grande del mundo

La triste historia de Jeison, el venezolano con el pie más grande del mundo

Jeison Rodríguez en Caracas, el pasado 29 de mayo.
LEXI PARRA

 

Cuando a Jeison Rodríguez le duele la cabeza sabe que está creciendo. El menor de sus males puede ser desbordar los zapatos o tener que agachar más la cabeza para cruzar por una puerta porque su glándula pituitaria, la fábrica de la hormona del crecimiento, no para de trabajar.

Por El País





Conseguir el dinero para pagar cada dos meses una ampolla carísima —que cuesta unos 1.500 dólares— con la que controla el acrogigantismo, una enfermedad endocrinológica crónica de alto costo, es lo que realmente le preocupa todos los días. Cuando no la toma, viene el dolor de cabeza como una mala señal, las convulsiones que le hacen perder la memoria, le cuesta pararse y caminar por el imparable crecimiento de su cuerpo.

A los ocho años comenzaron los primeros dolores. A los 10 empezó a crecer. A los 12 lo diagnosticaron. A esa edad era más alto que su madre, calzaba talla 50 de zapato y era objetivo del bullying de los alumnos de la escuela de Palo Negro, en estado Aragua, de la región central de Venezuela. “Me escupían, me pateaban, se burlaban de mí. Me decían fenómeno, patón”. Tres veces intentó suicidarse quebrado emocionalmente por la violencia y el rechazo suelen estar expuestos los que se salen de lo normativo.

Los médicos de entonces no le dieron mucha esperanza de vida tras el diagnóstico. Quería ser chef, pero dejó su camino en manos de la religión cristiana que profesan en su casa. “Me siento privilegiado, el Señor me puso este cuerpo tan grande para que yo predicara la palabra de Dios. No es fácil vivir con esta condición, dependiendo de las personas y del apoyo de mi familia, pero cuando la gente se me acerca a pedirme una foto les hablo de Dios”, cuenta el joven de 28 años en conversación telefónica desde Colombia.

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