José Ignacio Gerbasi: María Corina, la brújula ética que despierta conciencias

José Ignacio Gerbasi: María Corina, la brújula ética que despierta conciencias

En el aula de clases, repito como un mantra sagrado: “Lo que no es ético no es negocio de vida”. Pero María Corina va más allá. Con su energía divina, nos hace creer en lo imposible. ¿Es científico? ¿Es milagroso? Quizás sea ambas cosas.
Estos últimos 25 años han sido catastróficos para Venezuela, llenos de gente incompetente y alejados de los principios y valores que llevo en mi ADN. Sin embargo, agradezco a Dios por ponerme en el camino de personas maravillosas que cada día me hacen crecer como persona.

Aunque no soy un político que aspira a un cargo de elección popular, la vida me ha llevado a estar inmerso en ella, tratando de entender la conducta y comportamiento humano. A veces ha sido duro, pero creo que el paciente (Venezuela) necesitaba este proceso de crecimiento para valorar nuestra querida patria.

Permíteme compartir una breve historia personal.





Todo comenzó antes de mi nacimiento. Mi padre, Chepino Gerbasi, fue víctima de la terrible dictadura de Pérez Jiménez simplemente por pensar diferente. Su participación en el derrocamiento de esa dictadura fue vital. Mi madre, una demócrata y visionaria, también contribuyó con su idea innovadora de las asociaciones de vecinos. Ambos son seres humanos únicos e invaluables con una visión de futuro excepcional.

En mi adolescencia y adultez, tuve la oportunidad de trabajar con mi primo Humberto Celli, uno de los políticos más íntegros que he conocido. De él aprendí la verdadera política, aquella que hace crecer a las naciones.

Luego, influenciado por mi madre, trabajé con la sociedad civil junto a personas valiosas como amigo Elías Santana en “Queremos Elegir”, “Ciudadanía Activa” y “Movimiento 1011”. Estos venezolanos son insignes y han dejado una huella imborrable.

Luego me toco aprender de Mi hermano Esteban, un destacado estratega y analista político, ha demostrado que hay otra manera ética de hacer política. Sus opiniones son acertadas y su enfoque innovador sigue vigente, un verdadero duro y un orgullo de tenerlo como hermano.

No creo en las casualidades. Creo que Dios actúa de manera discreta para cumplir su propósito. Así fue como conocí a Vladimir Petit en el área educativa. Juntos realizamos proyectos emblemáticos y únicos, llegando incluso a los lugares más recónditos. Su aporte al desarrollo regional es invaluable, de el sigo aprendiendo.

Que decir de mi amigo y gran Gurú David Moran, un tipo fuera de serie , un genio y un tipazo, mucho aprendizaje , gracias bro.

Hoy, mentes brillantes como David, Vladimir y Esteban se unen para seguir haciendo crecer a Venezuela. Comparten una visión compartida de la excelencia.

Que decir de María Corina es un fenómeno político, una venezolana excepcional. No tengo palabras suficientes para describirla. Le agradezco su constancia, tenacidad y amor por Venezuela. Junto a Héctor Urgelles, un gran amigo y excepcional político, seguimos aportando y aprendiendo para aterrizando los sueños de tener una venezuela libre.
María Corina es la brújula ética que despierta conciencias y nos hace creer en lo imposible.

Se me quedan muchos nombres en la escritura, unos que me han ayudado a formarme, otros que están llegando a mi vida “Política”, gracias por el aprendizaje y gracias en nombre de mi familia por luchar por Venezuela

En un rincón de Venezuela, donde los colores se mezclan con la pasión, surge María Corina. No es solo una política; es una obra maestra en movimiento.

David, el maestro Gurú, lo dijo: “Hasta la foto huele bien”. Pero permíteme ampliar su paleta de elogios. María Corina no solo huele bien; su aroma es un cóctel de valentía, esperanza y determinación.

El 28 de julio, cuando las urnas se abran, Venezuela será un lienzo en blanco. Y María Corina, con su pincel mágico, pintará un horizonte de posibilidades. Cada trazo será una promesa de cambio, una nota de esperanza.

¿Y qué decir de Edmundo Gonzales? Su corazón late al ritmo de la patria. Es el pigmento que da vida a nuestra democracia. Votar por él no es solo un deber; es un acto de amor por Venezuela.

Queridos lectores, somos los artistas de esta gesta. María Corina nos desafía a ser héroes en nuestra propia vida. Así que, sí, estamos listos para votar con la cabeza y el corazón. Porque el futuro pinta bien, y en ese lienzo, María Corina es la pincelada de esperanza.

¡Vamos por más! ???