Antonio de la Cruz: Vamos a ganar

Antonio de la Cruz: Vamos a ganar

Antonio De La Cruz

Ellos mandan hoy… ¡porque tú obedeces!
Albert Camus

Cuando faltan solo 11 días para la eleccion presidencial, Venezuela se encuentra como en el momento cumbre de una producción dramática, ese que dará un giro monumental a la historia y provocará el desenlace. Y es que la transferencia de poder, tan esperada y a la vez temida, parece inminente. Los estudios de opinión muestran una alta intención de voto a favor de Edmundo González Urrutia. Una brecha entre 25 a 30 puntos porcentuales con respecto al usurpador de Miraflores. En consecuencia, el régimen de Nicolás Maduro debería considerar la posibilidad de negociar ahora, antes de verse obligado por una situación límite. Los obstáculos que enfrenta no son solo políticos, están muy arraigados en la estructura social y militar del país. Desafortunadamente, la historia señala que quien detenta el poder no toma esta medida preventiva hasta que no tiene otra opción. Existe la creencia de que tienen preparado un megafraude con los resultados electorales, para lo cual se apoyarán en el control social -¿amenazas?- que ejercen sobre los trabajadores públicos y los beneficiarios de los programas sociales y becas.

Hasta ahora, el régimen de Maduro ha cometido una serie de errores de cálculo electorales, como permitir la primaria que resultó en una alta participación que demostró una erosión de su control. A medida que nos acercamos al día de la elección presidencial, se hace más evidente que la desobediencia tanto militar como policial desempeña un papel crucial. Las fuerzas que tradicionalmente han sostenido el régimen ahora muestran signos de desgaste y resistencia.





Esto quedó dramáticamente ilustrado en las recientes movilizaciones populares en los estados Táchira y Carabobo, donde, en lugar de recurrir a la represión directa, el gobierno optó por romper las vías, atravesar vehículos o echar tierra en las calzadas para frenar las concentraciones de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado. Acciones que son un claro indicio de que la lealtad dentro de las filas militares y policiales ya no es monolítica.

La Banda de los Cinco, integrada por Vladimir Padrino López, Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez, Cilia Flores y Diosdado Cabello, se encuentra en el centro de esta tormenta política. Sin embargo, incluso ellos podrían verse arrastrados por una ola de desobediencia que no habían anticipado. La posibilidad de que figuras de alto perfil dentro del régimen actúen en contra de sus superiores devela un nivel de fragmentación interna que podría precipitar el colapso del madurismo.

La estrategia del megafraude electoral, como el recurso que el régimen intentará usar el 28 de julio para sostenerse en el poder, es otro error de cálculo. La sombra del referendo constitucional de 2007, perdido por Hugo Chávez, se cierne sobre Maduro y sus secuaces. En aquel entonces, la influencia de la familia militar fue decisiva para aceptar los resultados desfavorables.

Asimismo, la noche de la elección de la Asamblea Nacional en 2015 tuvo como protagonista clave al ministro de Defensa, general Padrino López, cuya intervención fue crucial para que el PSUV de Maduro reconociera la derrota antes de conocerse los resultados oficiales. Esta situación provocó una discusión entre Padrino López y Diosdado Cabello cuando el recuento de votos no favoreció al oficialismo. En ese momento crítico, Padrino subrayó la importancia del papel del Ejército al advertir que no reconocer el resultado habría resultado en una violencia significativa. La jornada electoral había transcurrido en paz hasta que el CNE extendió el horario de votación, lo que fue calificado como “ilegal” por la oposición, generando nerviosismo y rumores de fraude. Ese domingo, a las 11:00 pm, la oposición ya había alcanzado 90 diputados según fuentes cercanas. La declaración oficial del ministro de Defensa desde el Comando Estratégico Operacional logró poner orden y lanzó un mensaje de calma al país, enfatizando que lo más importante era mantener la paz.

Hoy, la historia podría repetirse, con militares presionando por una transición pacífica y negociada ante la decisión de la soberanía popular por un cambio político. La fractura dentro del régimen no es solo una cuestión de desobediencia, sino también de reconfiguración política. Informaciones recientes han revelado que el oficialismo se está preparando para una sucesión que excluye a varios de los actuales dirigentes de la “robolución”. Esta reestructuración podría dar lugar a un “refrescamiento” del chavismo-madurismo, liderado por nuevas generaciones de políticos.

En este contexto, el surgimiento de movimientos como el partido Futuro, encabezado por jóvenes dirigentes como Héctor Rodríguez, señala un intento de renovación. Rodríguez, quien comenzó su carrera política en los debates estudiantiles de la Asamblea Nacional Constituyente de 1999, ahora se perfila como una figura clave en la nueva ola política que podría redefinir el proyecto del socialismo del siglo XXI.

A medida que se desarrolla esta narrativa, las fuerzas democráticas también tienen un papel crucial que desempeñar. La organización y estrategia de la oposición en este momento histórico serán determinantes para el futuro del país. Las lecciones aprendidas de elecciones pasadas, como las de Henrique Capriles en 2013, deben servir de guía para enfrentar los desafíos actuales con una visión renovada y unificada. Contar con el 100% de las actas electorales es un factor crítico de éxito para asegurar el triunfo, alinear la fuerza armada y la comunidad internacional ante el megafraude de Maduro.

En conclusión, Venezuela se encuentra en una encrucijada histórica. La transferencia de poder, la desobediencia dentro de la fuerza armada, la fragmentación del régimen y el surgimiento de nuevas generaciones políticas dentro del chavismo-madurismo constituyen un panorama complejo y dinámico. La esperanza radica en que este proceso de transición se lleve a cabo de manera pacífica y que el país pueda finalmente encontrar un camino hacia la libertad, la democracia, la estabilidad y la prosperidad. Los próximos 11 días serán cruciales, y los ojos del mundo estarán puestos en cómo se desenvuelve esta dramática saga política.