París será testigo de un nuevo capítulo en la historia de Robeilys Peinado. Con apenas 26 años, la garrochista venezolana logró lo que pocos: clasificarse a sus terceros Juegos Olímpicos consecutivos. La capital francesa será el escenario donde esta joven caraqueña buscará alcanzar nuevas alturas y llevar el estandarte tricolor al podio. En una entrevista reveladora con La Patilla, compartió los retos y triunfos que la llevaron hasta aquí.
Entre duras lesiones, cambios en su rutina, y momentos duros, la criolla encontró la fortaleza en su familia y su fe. Cada obstáculo fue una piedra en el camino superada con coraje y una increíble destreza que la transformó en una nueva persona; esa que dejará toda el alma en el Stade de France para traer la gloria a casa, pero también una que a pesar de las dificultades disfrutará el camino hacia el triunfo.
Por: Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com
Robeilys no es una desconocida en el mundo del deporte. En su palmarés cuelgan tres medallas en mundiales de atletismo y un diploma olímpico. Pero el ciclo para llegar a París no fue sencillo, por lo que cuando se enteró de su clasificación para los Juegos Olímpicos, sintió tranquilidad.
“Yo ya lo sabía”, aseguró, al explicar que estaba confiada debido a su posición en el ranking mundial. “Estuve esperando con muchas ansias ese día y cuando llegó me sentía muy feliz, muy contenta porque mi sueño siempre era clasificar a unos Juegos Olímpicos”. Este logro, su tercera clasificación consecutiva, reafirmó su dedicación y pasión por la disciplina.
Saltar con convicción
Ocupar la casilla número 14 del ranking mundial no es tarea sencilla, pero para Robeilys, este lugar tiene un significado especial. “De verdad que me da una satisfacción muy grande porque he pasado por muchas cosas estos últimos años”, comentó. Mantenerse entre las mejores del mundo, a pesar de los desafíos, le ofrece una gran calma a nivel personal, pero sin bajar los brazos.
“No se trata de demostrar nada a alguien, sino demostrarme que todo lo que me propongo lo logro y que poco a poco, así sea con pasos muy cortos, estoy manteniendo el nivel”, contó.
Agregó que el camino fue duro, pero el objetivo era sumar la mayor cantidad de puntos posible. Aún así, llegar a París 2024 fue más cuesta arriba que otros ciclos olímpicos, donde las lesiones y otros problemas afectaron la moral de esta joven atleta.
“Tuve que pasar por muchas lesiones, cambios de entrenadores, de país, de verdad que no encontraba como esa zona de confort que necesitaba para concentrarme en el objetivo que eran otra vez unos Juegos Olímpicos, pero volví a mi casa, estaba rodeada de mi familia y eso fue lo que me dio la fortaleza necesaria para seguir luchando por lo que yo quería”, dijo.
Robeilys atribuyó gran parte de su éxito a su fe y espiritualidad. “Creo que todo eso que llega a tu vida siempre es por algo y para algo, y lo que no llega también”, reflexionó.
“Solo el único que sabe las cosas que has pasado y lo que te mereces es Dios y él te lo dará si te lo tiene que dar, y si no te lo da entonces no era para ti”.
A pesar de los múltiples altibajos que enfrentó durante el proceso de preparación para obtener el cupo olímpico, su perseverancia y trabajo constante la mantuvieron centrada en el camino. “Era como saber que querías dar más, pero no se podía porque físicamente no estabas bien y mentalmente tampoco. Las emociones comenzaban a jugar en contra. Sin embargo, siempre mantuve la esperanza de que podía lograrlo”.
Detalló que aunque no está al 100 por ciento, sigue trabajando incansablemente hasta que llegue el día de la competencia y poder hacer un buen papel.
Una prueba de fuego
En su camino hacia París, Robeilys y su entrenador identificaron áreas clave de su entrenamiento para fortalecer, y así contrarrestar algunas debilidades que quedaron sin abordarse. “He tratado de trabajar en los detalles que sé que pueden ayudarme (…) Trabajamos mucho la gimnasia artística, la acrobacia y todas esas cosas que me ayudarán en su momento a librarme bien de una varilla”, explicó.
Las pruebas para superar cada obstáculo son cada vez mayores, pero su característico espíritu de lucha y perseverancia la impulsan a no perder su visión. Esta destreza especial la acerca al triunfo en uno de los mayores desafíos de su carrera deportiva. Aunque Peinado reconoció que el respaldo de su familia ha sido fundamental en su trayectoria.
“Mi fuente de motivación es un círculo bastante cerrado. Diría que primero sería yo, porque es una meta propia, es un sueño personal. Y en eso entra mi mamá, mi papá y mi novio que de verdad me han estado apoyando estos últimos meses de una manera única (…) Muchas cosas me han querido tumbar y siempre están ahí para que no pierda el norte, para que no desista, porque todavía no ha llegado el final”.
Al recordar su desempeño en Tokio 2020, donde obtuvo un diploma olímpico, Peinado se mostró esperanzada respecto a sus posibilidades en París 2024. “Pienso que todas las competencias son totalmente diferentes. Obviamente, siempre queremos mejorar nuestra última actuación respecto a la competencia. No obstante, no siempre se está al mismo nivel deportivo”, consideró. Para ella, disfrutar de cada momento en los juegos es primordial: “Voy a salir a dar todo por el todo y que sea lo que Dios quiera”.
Con metas claras y específicas, la joven venezolana expresó que se encuentra enfocada en su objetivo de llegar a la final olímpica, sin abandonar su estrategia meticulosa y capacidad para mantenerse concentrada durante el evento multideportivo.
“Mi meta real y específica en este momento es poder saltar en la semifinal, estar bien y buscar conseguir ese pase a la final para ser nuevamente finalista olímpica. Y ya después veremos qué pasa. Hay que ir paso a paso primero”.
Orgullo tricolor
Para nadie es un secreto que la presión y los nervios son compañeros inevitables en el camino de un atleta de alto rendimiento. A pesar de ello, Robeilys entiende que manejar estas emociones es parte del proceso.
“Es complicado, es difícil porque los nervios en unos Juegos Olímpicos son muy fuertes. Sin embargo, somos atletas de alto rendimiento, estamos acostumbrados a presiones altísimas”. Y precisamente, su secreto para superarlos radica en el disfrute: “cuando empiezas a hacerlo, a disfrutar cada salto, cada cosa que haces dentro de la pista, como que te vas soltando y poco a poco esos nervios se van yendo”.
“Sea lo que sea que vaya a pasar en París, ya estoy escribiendo mi propia historia”, señaló Peinado con la seguridad de quien ha convertido cada desafío en un peldaño hacia el éxito. Desde sus primeros saltos la caraqueña trazó un camino único en el atletismo venezolano. “Es una historia que no existe en el atletismo venezolano. Una historia que no estaba en el salto con garrocha de Venezuela”.
Robeilys ve en estos Juegos Olímpicos una oportunidad para culminar un ciclo lleno de altibajos, pero también de logros significativos. “Me sentiré feliz y orgullosa de todo lo que he hecho y lo que le he dado al deporte venezolano y lo que me ha dado también a mí misma como persona y como atleta”.
Confesó que después del máximo evento deportivo planea tomarse un merecido descanso para recuperar su salud física, mental y emocional. “Quiero tomarme unas vacaciones, un descanso, estar tranquila, despejar mi mente, liberar un poco tanto estrés que llevo acumulado y ya después poco a poco ver qué pueda pasar, qué quiero hacer y si realmente descubrir si seguir este camino me va a seguir dando felicidad o necesito tomar otro”.
La joven soñadora tiene un mensaje claro y potente para aquellos noveles atletas criollos que buscan seguir sus pasos: “Nunca se rindan. Siempre lo digo, pero esa es la clave. No hay que rendirse, siempre hay que luchar por nuestros sueños”.