Anna Sorokin es una joven nacida en Rusia, en las afueras de Moscú, hija de padres trabajadores. A sus 16 años, se mudó a Alemania con su familia, lo que le brindó un acento europeo que le serviría más adelante. Tuvo un paso por Londres, donde estudió en la escuela de bellas artes Central Saint Martins.
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Sin embargo, pronto dejó esta carrera para mudarse a París, donde había conseguido un trabajo como becaria en la revista Purple. Ahí fue donde decidió reinventarse y pasar a llamarse Anna Delvey. Así comenzó un estilo de vida que demostró que las apariencias engañan y que se puede fingir lo suficiente hasta conseguir lo que uno quiere.
Quién es Anna Delvey, la falsa millonaria rusa que estafó a grandes magnates de EEUU
En 2013, fue enviada a Nueva York para la semana de la moda, y le gustó tanto que decidió quedarse ahí, trabajando en la oficina que la revista Purple tenía en aquella ciudad. Ese puesto le abrió las puertas a fiestas y eventos donde asistía la elite del mundo de la moda. Esto hizo que se animara a renunciar a su trabajo para adoptar el estilo de vida fraudulento por el que hoy se la conoce.
Comenzó su ascenso con la idea de crear un centro de artistas The Anna Delvey Foundation. Para esto pidió un préstamo millonario alegando que tendría una ganancia inesperada de 60 millones de dólares. Con el fin de garantizar los préstamos, fingió ser su propio aval en Europa, falsificando transferencias bancarias y estados de cuenta.
Al acceder al primero de los préstamos, comenzó su vida de lujos, viviendo en hoteles, dejando propinas de 100 dólares y pagando cenas en restaurantes. Al no pagar sus estadías, uno a uno los hoteles la fueron echando. De todas maneras, logró vivir meses en cada uno prometiendo que pagaría más adelante y ese dinero obviamente nunca llegaría.
Con el tiempo, sus estafas fueron haciéndose cada vez más conocidas, y en el último hotel duró apenas 2 días. Pero la verdadera debacle comenzó en su viaje a Marrakech. A este destino invitó a su amiga Rachel Williams, a quien le dijo que no se preocupara por los gastos porque corrían por su cuenta.
Rachel tampoco se salvó, fue convencida de dejar como garantía una de sus tarjetas de crédito porque, por supuesto, las de Anna rebotaban. Se alojaron en un hotel que valía 7 mil dólares la noche, y llegaron a deber una suma de 62 mil dólares.
En el año 2017 comenzó a ser investigada por robo y fraude. Fue acusada de 8 delitos graves. Declarada culpable en 6 de esos 8 delitos fue sentenciada a prisión entre 4 y 12 años, además de tener que pagar una multa de 24 mil dólares y una restitución de 200 mil.
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