Emmanuel Macron organizó este jueves una “cumbre” sobre el deporte y el desarrollo sostenible en una operación entre diplomática y de comunicación, como ya ha hecho en el pasado el presidente francés, en la que consiguió reunir a 51 jefes de Estado o de Gobierno en vísperas de los Juegos Olímpicos.
La reunión, a la que asistieron también responsables de organizaciones internacionales, como el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, el del Consejo Europeo, Charles Michel, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, o la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, se celebró en el Museo del Louvre.
La elección de un lugar tan emblemático, que se encuentra cerrado al público como toda la “zona gris” en torno al tramo del río Sena por el que se desarrollará este viernes por la tarde la ceremonia inaugural de los Juegos, sirvió para dar pompa al evento, cuya principal concreción fue una declaración con diez compromisos.
Una declaración que insiste en la pertinencia de utilizar el deporte como vector para hacer avanzar los objetivos del desarrollo sostenible, sobre todo en el ámbito de la educación, de la salud y de la nutrición.
“El deporte en la escuela es bueno para aprender”, subrayó el presidente francés, que aprovechó para contar que en su país se ha implantado la regla de que hay que hacer al menos media hora de deporte al día en la escuela.
También hizo hincapié en la utilidad del deporte como “instrumento para la inclusión y para el empleo” y en que “es un extraordinario vector para la salud” en particular para prevenir la “epidemia de obesidad” que afecta en particular a los jóvenes.
Entre los líderes presentes en esta “cumbre” hubo tres monarcas de pequeños países: el rey de Bután, el gran duque de Luxemburgo o el príncipe de Mónaco.
Acudieron sobre todo presidentes africanos, de una quincena de pequeños o medianos países europeos (ninguno de los grandes, como Alemania, Italia, España o Reino Unido estuvieron representados) y también de dos países latinoamericanos, el de Colombia, Gustavo Petro, y el de Paraguay, Santiago Pena.
El presidente de Senegal, Bassirou Diomaye Faye, aprovechó su intervención para reiterar sus críticas al sistema de gobernanza internacional y a las “desigualdades crecientes entre las naciones”, que a su parecer ponen en evidencia “las urgencias” de los objetivos del desarrollo sostenible.
“Si queremos que las cosas cambien, hay que cambiar las reglas del juego”, advirtió Faye, que se quejó de que la evasión fiscal priva a muchos países en desarrollo de fondos, de que las normas para el tratamiento de la deuda atenaza a muchos de ellos o al sistema de calificación del riesgo financiero en África por parte de las agencias.
La cumbre de este jueves fue una de las varias secuencias diplomáticas cuidadosamente preparadas por Macron para aprovechar la visibilidad de su país con ocasión de los Juegos Olímpicos, y en particular con la inauguración.
Ése será el evento culminante de este programa, en el que se esperan a más de un centenar de jefes de Estado o de Gobierno.
EFE