A pocas horas de obtener un gran triunfo histórico, que va a significar un cambio de rumbo sin precedentes, después de 25 años de una hegemonía autocrática y de corte marxista, el mensaje es votar masivamente. Hay que votar lo más temprano posible y en la tarde hay que volcarse a los centros de votación, ya que por ley los escrutinios son públicos y podremos presenciar junto a la familia militar desplegada en el “Plan República” que Edmundo González Urrutia es el nuevo presidente de los venezolanos. Los más serios sondeos de opinión hablan de una ventaja de más de 4 millones de votos, que hace imposible que a pesar de todos los desmanes que cometan el mismo día de las elecciones puedan rebanar una diferencia tan descomunal. El cambio motorizado por Edmundo González, María Corina Machado y la Plataforma Unitaria obtendrá algo más de 8 millones de votos y el continuismo representado en Maduro estará cerca de los 4 millones.
La campaña gubernamental ha estado plagada de errores y ha logrado que la mayoría del descontento y del rechazo acumulado por Maduro que estaba en cifras del 80% se trasladara a Edmundo González Urrutia. Los ataques despiadados contra el abanderado de “la alternativa democrática”, han hecho ver al venezolano común, quien es el que significa la antítesis, lo contrario o está en las antípodas del oficialismo, lo que ha permitido que Edmundo González se convierta el próximo domingo en el presidente de la República. Mientras tanto, Edmundo González manteniendo un tono y un discurso de unidad se ha presentado como el estadista para liderar la transición.
Choca a todos los venezolanos que mientras hay una profunda crisis en los servicios públicos: falta de agua, apagones continuos, basura por doquier, educación y hospitales en el suelo, policías infiltradas por la delincuencia, etc; la campaña de Maduro bote la casa por la ventana, con un despliegue inmoral de publicidad por redes sociales, televisión, radio, pendones, afiches y vallas por todas partes. Cuando la pobreza sobrepasa el 85% de la población y tenemos los salarios más bajos del planeta y una inflación o costo de la vida de los más altos, el despliegue propagandístico de Maduro aumenta la animadversión. El pueblo tiene claro que la destrucción de PDVSA, acabando primero con su plantilla profesional y después con el saqueo a que la sometieron la camarilla y los presidentes nombrados por Maduro, es la responsable de que la producción haya caído de unos 3.500.000 b/d a 800.000 b/d. El desgobierno sacrificó a “la gallina de los huevos de oro” o a “la taza de plata” de la economía.
Por ello, el pueblo el próximo domingo va a pasar esta página triste y aciaga de la historia, y la alegría renace en todos los rincones del despertar que vive Venezuela. El regreso de la familia venezolana, luego de una diáspora o salida de unos 8 millones se hace realidad. Para culminar la faena una Constituyente que retome la independencia de los poderes y abra los caminos de la gobernabilidad será la vía las semanas después. De cualquier manera, hay que terminar de consolidar esta gran batalla, para los anales de la historia de todos los tiempos. Viva Venezuela, viva Venezuela libre. Viva el cambio.
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