El cuadro en la Zona 7 era dantesco, familias llorando buscando el paradero de sus hijos desaparecidos, y llamó mi atención que en el grupo se contaban alrededor de 90 mujeres. Como corolario de la atroz escena llegaron 2 camiones y los acarrearon como ganados, violando todos los derechos humanos, para depositarlos, supuestamente, en la cárcel infame de Yare II.
La lucha no cesará hasta hacer valer la rutilante y heroica victoria contra la tiranía, la cual, con sus manos criminales, hace posible su profecía autocumplida de un baño de sangre, que contrasta con el baño de votos a favor de la democracia y la libertad. Digo lo que veo: una irrupción popular espontánea que no fue estrictamente por hambre, sino por la libertad. A lo largo de esta sangrienta dictadura se ha erigido una conciencia libertaria, duélale a quien le duela.
Notamos una represión brutal y cruel. Del lado democrático corresponde ejercer mayor presión con el menor costo posible. Quien iba a decir que, en buena parte, la situación actual está a cargo de los que están pasando hambre. Bajaron de los cerros a tumbar las estatuas del símbolo de la cruenta dominación.
La nueva base opositora está dispuesta, convertida en un formidable movimiento de liberación, a dar la vida por la causa de la democracia. Se está construyendo una nueva dirigencia con los entonces niños de 12 años en las jornadas de protesta de 2017. Entramos a un ciclo distinto, estamos en otra situación.
Defender la verdad no es violencia. Ultrajar la verdad sí es violencia, se procede así cuando se desconoce la voluntad popular e imponen un esperpéntico fraude: última trama de un golpe de Estado continuado. No vamos a permitir que se mantengan en el poder, y para ello conviertan a Rusia y a China en los nuevos dueños del país. En la liturgia totalitaria no hay piso parejo. Hasta cuando se comprueba este aserto.
Estamos en presencia de una especie de Caracazo electoral. El puntillazo se lo están dando sus otroras huestes, desilusionadas y escarmentadas por el vil engaño de una vida digna de ser vivida, a contrapelo de la claque gobernante, ahíta de lujos con el dinero robado. La Fuerza Armada no debe seguir siendo monolítica, ante un régimen sin sustento popular.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!