Ante la situación actual en Venezuela, en la que el régimen de Nicolás Maduro busca invalidar los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio de 2024, es imperativo que el pueblo venezolano se mantenga firme y rechace cualquier intento de repetición electoral que carezca de bases legales. El Consejo Nacional Electoral (CNE), en colusión con instituciones como el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y la Fiscalía General de la República, ha mostrado una clara desviación de los principios de imparcialidad y legalidad al admitir un recurso interpuesto por Maduro sin fundamento jurídico válido. Esta acción no es más que una maniobra para subvertir la voluntad popular expresada libremente en las urnas, en contravención a los derechos democráticos consagrados en la Constitución venezolana.
La victoria de Edmundo González Urrutia con un contundente 67% de los votos representa la decisión soberana del pueblo venezolano, una voluntad que no debe ser ignorada ni manipulada. La reacción del régimen, caracterizada por la represión y el uso de la violencia contra los manifestantes, revela su intención de aferrarse al poder a cualquier costo, replicando tácticas que evocan la doctrina castrista, donde “solo por medio de la fuerza” se puede mantener el control.
Las recientes protestas en todo el país, que han sido reprimidas brutalmente por las fuerzas de seguridad y los colectivos armados afines al régimen, son una muestra de la determinación del pueblo venezolano de no permitir que se les robe su elección. Las muertes, detenciones arbitrarias y la creciente represión solo han solidificado la convicción de la ciudadanía de que la democracia debe ser defendida sin concesiones.
La comunidad internacional, incluyendo la Unión Europea y varios países de América Latina, ya ha expresado su apoyo a González Urrutia y ha cuestionado la legitimidad del proceso electoral avalado por el CNE. La posición de Maduro y sus aliados se ha vuelto cada vez más insostenible, y cualquier intento de repetir las elecciones bajo condiciones controladas por el régimen no debe ser aceptado por el pueblo venezolano.
La lucha por la democracia en Venezuela es una lucha por el respeto a la voluntad popular. Ante los rumores de una posible repetición electoral, el mensaje debe ser claro: el pueblo ya votó y no permitirá que se le robe su decisión. La deslegitimación del CNE y la complicidad del TSJ en estos actos antidemocráticos solo refuerzan la necesidad de defender el resultado del 28 de julio. La soberanía del pueblo no se negocia ni se repite; se respeta y se defiende hasta el final.
Es imperativo que, ante cualquier convocatoria a nuevas elecciones bajo el control del CNE deslegitimado, los venezolanos se nieguen a participar y exijan la inmediata asunción de Edmundo González Urrutia como presidente legítimo de Venezuela. La historia juzgará a aquellos que, en este momento crucial, se mantuvieron firmes en la defensa de la democracia y la soberanía nacional.
@CarmonaBorjas