La periodista venezolana Goizeder Azúa compartió un video a través de sus redes sociales para narrar la historia que vivió al visitar Camboya en el año 2009 y de está manera exponer la situación con respecto a Venezuela, tras la felicitación del Primer Ministro a Nicolás Maduro luego de la elección presidencial.
la patilla.com
A continuación la historia de Goizeder Azúa:
Una historia real que te hará entender muchas cosas.
12 de agosto, es la fecha que marca en bolígrafo la carta enviada por el Primer Ministro del reino de Camboya, Hun Manet, a Nicolás Maduro. Una carta en la que el joven líder camboyano felicita a Maduro por su “tercer mandato de 2025 a 2031, con la confianza de continuar la marcha en pro del bienestar, la unidad y la prosperidad del país.” Una carta en donde se hace énfasis en los lazos que los unen, en los intereses mutuos de estos dos pueblos separados por los 17.393 km entre Nom Pen y Caracas.
¿Por qué me hace tanto ruido esta noticia en este momento?
Estuve en Camboya en el año 2009, fui a trabajar por más de un mes a un orfanato de la capital, una decisión personal que cambió muchísimas cosas en mí, tanto así que viendo esta felicitación de este país a Maduro hay cosas que debo compartir porque las similitudes de sus regímenes son tan evidentes que resultan escalofriantes.
Camboya pasó por una época muy oscura a finales de los años setenta con el genocidio comunista perpetrado por los Jemeres Rojos (Khmer Rouge) liderado por el militar Pol Pot, que acabó con la vida de más de 1,5 millones de ciudadanos, un tercio de la población de entonces. Tras complejos acuerdos y conflictos de poder, el pueblo de Camboya estaba dispuesta a abrirse a la democracia a partir de finales de los noventa de la mano de Hun Sen, el padre de Hun Manet. Lo lamentable es que al poder se aferró y en tirano se convirtió.
Tras 38 años en el poder, en los que se ha inhabilitado a la oposición con tácticas muy parecidas a las empleadas por el régimen de Nicolás Maduro, Hun Sen traspasó el poder a su hijo para continuar su línea. Una línea que se refleja en las líneas de esta carta a su homólogo caribeño que lleva 11 años en el poder dentro de un movimiento autoritario de 25 años.
Esta historia le da más sentido a nuestra lucha. Porque a diferencia de Camboya, el régimen no logró disolver a la oposición y fuimos a elecciones y las ganamos. La voluntad de los venezolanos ganó.
Y la lucha es hasta el final.
Venezuela no es Camboya.