Novak Djokovic siempre ha tenido a su esposa, Jelena Ristic, como su primera fan. Se trata de su mayor apoyo y compañera en un camino lleno de éxitos y dificultades. Ambos se conocieron en la escuela, en Belgrado, la capital de Serbia, y en 2005, cuando sus vidas apenas empezaban a tomar forma, decidieron unir sus caminos.
En el medio, Nole, de 37 años, se transformó en una leyenda, con 24 Grand Slam y la guinda del postre: la conquista de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París 2024. Tras superar en un áspero cruce ante Carlos Alcaraz, una de las primeras cosas que hizo fue saltar a la tribuna para abrazarse con Jelena.
No fue fácil al principio. Novak, un joven tenista con grandes ambiciones, y Jelena, una estudiante con sueños propios, lucharon contra la distancia y la falta de recursos. “Los aviones eran, en aquel momento, algo totalmente fuera de nuestro alcance”, confesó Jelena en una entrevista con Hello Magazine. Mientras él viajaba por el mundo intentando hacerse un nombre en el tenis, Jelena se concentraba en sus estudios, primero en Belgrado y luego en la Universidad Bocconi de Milán.
Durante esos primeros años, apenas se veían tres o cuatro veces al año. A pesar de todo, hicieron lo imposible por mantener viva su relación. En un gesto que refleja la profundidad de sus sentimientos, Novak voló hasta Italia para estar al lado de Jelena en su último examen universitario. Fue un momento decisivo para ambos. Después de tres años de citas a larga distancia, decidieron vivir juntos, pero incluso eso resultó ser un desafío. Novak seguía ausente la mayor parte del tiempo debido a sus compromisos deportivos, mientras que Jelena consiguió un trabajo en una empresa petrolera que la mantenía ocupada día y noche.
“En un momento dado, Novak me dijo: ‘Cariño, no podemos seguir así’. Yo estaba metida en la oficina casi todo el tiempo y no habría sido posible que nuestra relación funcionara si me hubiera quedado allí”, recordó Jelena. Fue entonces cuando tomó la decisión de dejar su trabajo y dedicarse a apoyar a Novak en su carrera. Este sacrificio marcó el comienzo de una nueva etapa en sus vidas, una en la que Jelena no solo se convirtió en la compañera de vida de Novak, sino también en la líder de la Fundación Novak Djokovic, que ayuda a niños desfavorecidos en Serbia.
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