El proceso de paz con el ELN era el único diálogo que el Gobierno Petro podía presentar a Colombia como positivo dentro de la política de paz total, pero esa realidad se derrumbó en esta semana cuando los guerrilleros le dieron un portazo a una propuesta del Ejecutivo y le pidieron decirle al país lo que estaba proponiendo.
Por Semana
La realidad es que ese diálogo no ha tenido unas reglas claras desde el inicio y el Gobierno Petro, en su afán de mostrar resultados, le dio bastantes gabelas a los guerrilleros, quienes las han sabido aprovechar para expandirse por el territorio nacional y fortalecerse militarmente. Desde noviembre de 2022, cuando se instalaron los diálogos en Caracas, no se aclaró realmente qué era lo que iban a negociar, cómo se haría y mucho menos la forma en que se implementaría, porque pactaron que cada acuerdo se pondría en marcha de inmediato.
Justamente la debilidad del Gobierno Petro ha sido perfectamente interpretada por este grupo criminal, que al día de hoy es el que impone los tiempos del diálogo y se atreve a amenazar al Estado colombiano con ultimátums y fechas perentorias para definir si se reanuda el cese al fuego bilateral.
Los negociadores del Gobierno no lo reconocerán, pero el primer error fue otorgar ese mecanismo a un grupo criminal que lleva más de 30 años negociando con diferentes Gobiernos, que ha dicho que no dejará las armas y que no renuncia al secuestro. Además, un cese al fuego sin cese de hostilidades únicamente beneficiará a los criminales para que se fortalezcan, mientras que la ciudadanía paga los platos rotos por la violencia y el desplazamiento, como ocurre en este momento en el Chocó. “Estos tipos le están tomando el pelo al Gobierno y así seguirán”, dijo una persona cercana a estos diálogos.
Aunque la jefa de la delegación es Vera Grabe, el diálogo con los elenos y la articulación de la mesa se mantiene a través de Iván Cepeda, quien intenta hacer hasta lo imposible para evitar el rompimiento de los diálogos, pero la verdad es que aunque su voluntad de paz es enorme, los guerrilleros están aprovechándose de ella para mantener el statu quo y esperar a ver qué pasará en 2026.
Otro error del Gobierno Petro fue pensar que la negociación sería sencilla porque la llegada de un mandato de izquierda generaría automáticamente una salida negociada al conflicto en cuestión de meses, el tiempo les ha demostrado lo equivocados que estaban. El ELN no quiere negociar con la izquierda, su pretensión siempre ha sido llegar al poder para implementar su modelo que, aunque parecido al de Petro, en las formas es totalmente diferente porque el mandatario llegó a la Casa de Nariño por la vía democrática.
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