La lenta reacción de Putin a la incursión ucraniana en Kursk desgasta la paciencia de sus aliados en Rusia

La lenta reacción de Putin a la incursión ucraniana en Kursk desgasta la paciencia de sus aliados en Rusia

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, habla durante un acto para conmemorar el 80vo aniversario de la Batalla de Kursk en la II Guerra Mundial, en un monumento en la localidad de Ponyri, cerca de Kursk, Rusia, el 23 de agosto de 2023. (Gavriil Grigorov/Sputnik, Kremlin Pool Foto via AP)

 

 

 

Hace un año esta semana, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, subió a un escenario en la región de Kursk para conmemorar el 80mo aniversario de uno de los momentos más orgullosos del ejército soviético en la II Guerra Mundial.

Emma Burrows

Ante un público entregado que incluía soldados recién llegados de combatir en Ucrania, Putin describió la decisiva victoria en la Batalla de Kursk como “una de las grandes hazañas de nuestro pueblo”.

Ahora, mientras Rusia se prepara para celebrar el 81 aniversario de esta batalla de 1943, Kursk vuelve a ser noticia, pero por un motivo muy diferente.

Las fuerzas ucranianas iniciaron el 6 de agosto una incursión relámpago en la región, tomaron poblados, capturaron a cientos de prisioneros y provocaron la evacuación de decenas de miles de civiles. La operación tomó por sorpresa a Rusia, que según reportes está llamando a filas a reclutas para combatir a algunas de las unidades más curtidas de Ucrania.

En el pasado, Putin ha respondido despacio a otras crisis durante su mandato y por ahora ha restado importancia al ataque. Pero dos años y medio después de iniciar una guerra en Ucrania para eliminar lo que describió como una amenaza para Rusia, es su propio país el que se ve más turbulento.

En una reunión con su personal de seguridad sobre Kursk televisada el 12 de agosto se le veía incómodo, e interrumpió al gobernador regional en funciones, que había empezado a enumerar las poblaciones tomadas por Ucrania. El presidente y sus funcionarios se refirieron a “los sucesos en la región de Kursk” como una “situación” o “provocación”.

Los medios estatales adoptaron esa línea editorial y mostraron a personas evacuadas que hacían fila para recibir ayuda o donar sangre como si los acontecimientos en Kursk fueran un desastre humanitario y no el mayor ataque a Rusia desde la II Guerra Mundial.

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