“¡Ya está, amigo! ¡Ya está!”, exclamó Eliezer López mientras saltaba, levantaba los brazos al cielo y se persignaba en el pecho. Su alegría era tan contagiosa que sus amigos comenzaron a salir de las carpas cercanas para celebrar con él.
Por AP
López, un migrante venezolano de 20 años en Ciudad de México, tenía motivos para alegrarse: después de varios intentos frustrados, logró conseguir una cita para solicitar asilo en Estados Unidos.
Él es uno de los miles de migrantes cuyo viaje hacia Estados Unidos los ha llevado a la capital mexicana, hasta hace poco el punto más al sur desde donde los migrantes pueden registrarse para solicitar una cita para solicitar asilo a través de la aplicación móvil de Aduanas y Protección Fronteriza conocida como CBP One.
Desde junio, cuando la administración de Biden anunció restricciones significativas para los migrantes que buscan asilo, la aplicación se convirtió en una de las únicas formas de solicitar asilo en la frontera suroeste.
Esta política de asilo estadounidense y sus límites geográficos son una fuerza impulsora detrás del surgimiento de campamentos de migrantes en toda la capital mexicana, donde miles de migrantes esperan semanas, incluso meses, en el limbo, viviendo en campamentos improvisados y abarrotados con malas condiciones sanitarias y condiciones de vida sombrías.
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