“Si me retirara ahora, que no creo que sea muy factible, pero supongamos que sí… Me iría contento por Fuerza Natural”. De todas las frases célebres que profirió Gustavo Cerati a lo largo de su vida, la que abre el documental de su último álbum de estudio (editado el 1° de septiembre de 2009) es sin dudas la más fatídica. Si bien en su momento parecía más una declaración cassettera en consonancia con lo conforme que se sentía con su creación, resultó ser premonitoria. Ocho meses después, sufriría un accidente cerebrovascular que lo mantuvo inconsciente hasta su fallecimiento ocurrido hace exactamente diez años: el 4 de septiembre de 2014.
Por infobae.com
Esa ambigüedad entre satisfacción y despedida está impregnada en cada uno de los versos de “Fuerza natural”, la canción que abre el quinto álbum de estudio de Cerati. A la vez, su música anticipa el trazo grueso del álbum, con esas olas psicodélicas, folk y rockeras, entre lo acústico y la distorsión, que remiten al paisaje agreste de José Ignacio. Rodeado de bosque y de montañas de agua salada, el artista utilizó de base su chacra instalada en ese pueblo chic uruguayo para delinear el concepto del álbum, con el que regresaría a su senda solista después de la bestial y exitosa gira de regreso de Soda Stereo. A la vez, cada vez que volvía a Buenos Aires con ideas nuevas, se encerraba en su estudio suburbano llamado Unísono.
Durante la primera etapa de escritura de este nuevo cancionero, Gustavo orillaba los 50 años y casi no tocaba instrumentos: se la pasaba en la computadora sampleando fragmentos de las canciones que lo obsesionaban y deformándolos hasta obtener algo nuevo. Por aquella temporada estaba muy enganchado con álbumes de Led Zeppelin, Johnny Cash, Vetiver, el de Robert Plant con Allison Krauss, David Lebón, Electric Light Orchestra, Billy Bond y La Pesada, Ney Matogrosso, Fleet Foxes, Todd Rundgren, Yes: un menú que abarcaba parte de la música de su adolescencia y algo de lo más trendy de aquel 2008.
En una segunda fase, hacia octubre del 2008, Cerati convocó en el estudio a Leandro Fresco, Fernando Nalé, Fernando Samalea, Gonzalo Córdoba y Anita Álvarez de Toledo para mostrarles los demos que había fabricado y empezar a trabajar como una banda. Antes de la Navidad, la música ya estaba lista y se avecinaba otro viaje al Uruguay con la misión de ponerse a trabajar en las letras, lo que históricamente más le costó redondear a Cerati. Para no sufrirlo, en esta ocasión buscó socios de lo más diversos: Richard Coleman, Adrián Paoletti -a quien conoció de casualidad en una fiesta en Punta del Este- y su hijo Benito. Este último sería el más clave de todos, no solo por el lazo sanguíneo, sino por ser el creador del concepto “Fuerza natural”, a la vez de haber coescrito esa canción junto a su padre. “Si mezclás Tom Petty con Lost, sale Fuerza Natural”, se lo escucha definir a Benito en el documental sobre su padre de la serie BIOS: Vidas que marcaron la tuya.
Gustavo había hecho la música de “Fuerza Natural” a partir de los samples de dos canciones: “John Barleycorn (Must Die)” de Traffic, que son las cuerdas que inician el tema y siguen a lo largo del mismo; y “Same Old Blues” de Captain Beefheart & His Magic Band, del cual toma la melodía que acompaña a la distorsión en la segunda parte del tema, justo después del puente. Antes de tener su título definitivo y el concepto, la pieza tenía el nombre misterioso de “Hyatt”.
“‘Fuerza Natural fue una idea mía, el título del tema, del disco, de la gira, de un montón de cosas más. Es lindo haber terminado un momento colaborativo muy alto”, contó Benito Cerati en una entrevista que le dio al diario El Comercio de Perú en marzo de 2021. Si bien ya venía escribiendo junto a su padre desde Ahí vamos (2006), el álbum anterior, en Fuerza Natural, estuvo mucho más presente, siendo coautor de otras tres letras: “Desastre”, “Rapto” y “Sal”. En aquel entonces, tenía solo 15 años.
“En esa época escribía todo el tiempo. Y mi viejo me veía que escribía y le gustaban muchas de esas cosas, le parecían ingeniosas. Me llamó para hacer esta letra y escribí como cualquier otra cosa de las que escribía, no le puse un peso porque era para un disco que lo iba a escuchar todo el mundo. De hecho, esa cosa naive que tiene la letra, creo que hizo que saliera así, más natural. Me acuerdo de que escribía en mi cuarto y después subía y se lo mostraba. Él ponía la base que tenía grabada e iba tratando de hacer encajar mi letra en la canción”, contó el joven, que hoy tiene 30 años, a la revista Rolling Stone en el año 2023.
En paralelo a las ideas de Benito, Gustavo iba desarrollando las suyas. Juntas, cuajaron al punto de que se convirtiera en la canción clave del álbum, ya que es la inicial y la que además lo bautiza. “Hay una lectura optimista en el disco que se mantiene con ciertos rayos de humor. Hay algo que tiene que ver con sentirse bien, pleno, pero también confundido. No es que hay una onda ‘la tengo atada’, porque no lo siento para nada así”, explicó el propio Cerati en el documental del álbum.
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