Una banda criminal de Medellín, Colombia, delinque teniendo en cuenta los mensajes que recibe de rituales de brujería y santería. SEMANA acompañó a la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá en el escalofriante hallazgo. Se trata de Robledo, que actúa como una empresa de 170 empleados y ofrece delitos como desaparición forzada, homicidio, tráfico de estupefacientes y extorsión.
En un mes puede obtener ganancias superiores a los 500 millones de pesos. Los ciudadanos reconocen a sus integrantes en las calles de diez barrios porque son los que exigen cuotas semanales para brindar seguridad, aprobar el parqueo de los automotores y permitir el flujo de los buses. Una investigación judicial de 18 meses puso en evidencia cada uno de sus movimientos: las órdenes las da un hombre a bordo de una silla de ruedas, y sus sometidos, encomendados a múltiples espíritus, las cumplen al pie de la letra.
Alias la Bruja se encarga de canalizar las “fuerzas del mal”. Es un sujeto de 43 años que acude a la lectura de cartas para descifrar el futuro y anticipar los peligros que podría enfrentar la organización delincuencial. Él destinó una habitación de su vivienda exclusivamente para estas prácticas. Así lo percibió un reportero de SEMANA. A través de un carrusel, reunía imágenes de santos, cadenas de hierro, plumas, muñecos, sustancias polvorientas y amarres.
Una persona que conoce su vida le informó a este medio que la Bruja se sumerge en sus dioses antes de cometer un delito para tener éxito: “Él hace las cosas con base en la santería y da las recomendaciones a la luz de eso”.
Dentro de Robledo, este hombre tiene a cargo la coordinación del tráfico de estupefacientes.
Este sujeto fue detenido en un operativo relámpago que hizo la institución, en conjunto con la Fiscalía, este miércoles. Cuando los uniformados llegaron a su apartamento, ubicado en un piso 25, lanzó su celular por el balcón para esquivar, supuestamente, el control. En la redada cayeron 24 personas más. Uno de ellos, en el momento de la detención, pidió a los policías que le colgaran un amuleto para protegerse de lo que le esperaba: una medida privativa de la libertad por los manejos de la banda.
Ellos usan la santería para moverse en los lugares más oscuros de la ciudad y hacer pactos de sangre con otros grupos en los que prometen no infiltrarse en sus territorios y unirse en contra de los enemigos que los quieran desestabilizar.
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