La inminente ejecución de un afroamericano de Carolina del Sur, Estados Unidos, se ha visto sumida en el caos después de que un testigo clave dijera en una declaración jurada que mintió para que lo condenaran.
Por Joe Hutchison | Daily Mail
Freddie Owens morirá en pocas horas por inyección letal por el asesinato de la empleada de una tienda de conveniencia Irene Graves en Greenville en 1997 durante un robo.
El pasado miércoles, sus abogados presentaron una declaración de su coacusado Steven Golden diciendo que Owens no estaba en la tienda en el momento en que Graves fue asesinada.
Golden dijo que había culpado a Owens, quien tenía 19 años en ese momento, porque estaba drogado con cocaína y enfrentaba presiones de la policía.
El testigo clave escribió: “Pensé que el verdadero tirador o sus asociados podrían matarme si lo nombraba para la policía. Todavía tengo miedo de eso. Pero Freddie no estaba allí”.
A pesar de las afirmaciones hechas por Golden, la Corte Suprema de Carolina del Sur se ha negado a intervenir y detener la ejecución de Owens por inyección letal.
Los jueces dictaminaron el pasado jueves que la declaración de Golden no fue suficiente para impedir que los funcionarios de la prisión ejecutaran a Owens.
El abogado Gerald “Bo” King alertó que “Carolina del Sur está a punto de ejecutar a un hombre por un crimen que no cometió. Continuaremos abogando por el Sr. Owens”.
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